El otro día alguien que me conoce bien dijo que últimamente me encuentra hasta cariñoso. El «hasta» me llamó tanto la atención como a él mi «cariñosidad». Sorpresa, sorpresa: fue mi padre.

Para recuperar el cariño tuve que ir perdonando muchos daños poco a poco. Tengo casi cincuenta cumpleaños y me alegro mucho de haberlo conseguido porque siento una tranquilidad que no había sentido hasta hoy. Contarte los detalles de esta parte de mi vida no tiene ningún valor. Todas las vidas se parecen demasiado cuando uno entra en detalles. En la asociación Esperanza Bipolar me doy cuenta de lo parecidos que somos todos. Aunque contar una historia es necesario para llegar al final, aquí no. Tu imaginación hará el resto y no se equivocará mucho.
Mirando atrás me veo como una persona cariñosa capaz de devolver el cariño multiplicado por dos. Han tenido que pasar muchos años para que vuelva a ser capaz de darlo sin tanta medida. También es verdad que mi vida no ha sido la más bonita del mundo hasta hace cuatro días. Empecé a volver a vivirla en Ibiza, con Isabel y recién casado. Como me ves en la fotografía.