He tenido que confiar mucho en lo que siento en los últimos dos meses. Hacía mucho tiempo que no lo pasaba tan mal.

Después de la desesperación vino la tristeza. Lloré y encajé el golpe. Más tarde llegaron otros sentimientos. Me parecía todo injusto y no comprendía el golpe. Siempre intenté darle lo mejor de mí. En poco tiempo, empecé a perder la confianza en nuestro futuro. De repente, me empezaron a aparecer muchas dudas y estuve a punto de hacerle una llamada de teléfono con un no definitivo más de una vez.

No lo hice y pude esperar sin estar seguro del todo. Nunca me había enfrentado a una situación parecida. Ahora estoy contento porque me siento bien después de pasar lo peor. Sentí que seguía queriendo a mi mujer y confié en mi sentimiento. No decidí en caliente.

Ella siempre ha sido muy importante para mí, pero me di cuenta de algo. Durante doce años yo fui casi su única prioridad. Olvidarte de ti siempre pasa factura, y ella se olvidó de ella. Ahora es feliz y tiene lo que necesita.

A veces, yo le hablaba de la felicidad que yo sentía y ella no podía creer que algo así pudiera existir. Ahora veo que está empezando a tocarla, y eso me hace feliz. Su ilusión en los dos ha hecho posible que sigamos juntos.