Ahora tengo dos cabezas y un corazón. Aquí tienes a Isabel, mi segunda cabeza; de apellido Testa. Y no se trata de un simple juego de palabras.

Adoro a Isabel. No es la mujer perfecta, aunque a veces se parece mucho. He aprendido a hablar con ella de algunas cosas antes de hacerlas y a escucharla de verdad. Es una mujer que nada, pero no es nada superficial. Y un hombre que bucea necesita a una mujer que flota de una manera natural. Ella nació para nadar y yo nací para buscar en las profundidades. El otro día le comenté algo que pensaba hacer y me lo quitó de la cabeza. Suele acertar y he decidido no hacerlo por varios motivos. Si cuatro ojos ven más que dos, imagínate dos cabezas. Si tienes una persona a tu lado, ámala. Y no desaproveches la oportunidad de contar con su sabiduría porque no hay nadie que no sea un sabio en algo. 

Este año tengo claro lo que voy a hacer, y para los próximos cuatro años tengo cosas importantes a la vista. Mi familia, Esperanza Bipolar y mucho que enseñar. Y todavía mucho más por aprender.