El otro día me llamó una persona a la asociación y me dijo que estaba viviendo un infierno. Después de hablar con él, empezó a calmarse y a sentirse mejor. Ojalá venga algún día para conocernos a todos los que formamos el grupo.

Después de hablar con él, recordé lo que hace sufrir el trastorno bipolar en los primeros golpes a la línea de flotación de nuestra salud. Ahora voy a tratar de recordar algunos de esos momentos de mi vida, que si no fueron los más dramáticos, sí fueron los más dolorosos emocionalmente hablando. Si conocieras lo que tuve que sufrir hace seis años, te costaría comprender esta última frase. Si has sufrido el trastorno bipolar con toda su intensidad, puede que entenderías muy bien a qué me refiero.

En el año 99 toqué literalmente fondo. Ha pasado mucho tiempo y muchas experiencias en mi vida como para sufrir todavía las secuelas de algo más que un ingreso psiquiátrico. Los hospitales pueden ser lo de menos cuando lo que se sufre por dentro se parece más a un tsunami emocional que a una bonita ola que surfear. Aunque visto desde fuera alguien pueda pensar que la fiesta pueda tener cierta gracia, para el protagonista suele tener un final más cercano al drama. No sólo por lo que uno vive y cómo lo vive, sino por cómo lo viven y les afecta a las personas más queridas. Visto con perspectiva, me puedo incluso reir de mi mismo con las personas de confianza. Si no lo hago es porque sé cómo puede afectar a quienes todavía sufren con la enfermedad que me hizo sufrir tanto, y la salud es un tema demasiado delicado como para relativizar. Últimamente he hablado con varias personas que están sufriendo en el presente y son una oportunidad para regalarme a ellas. Me hace una ilusión especial ver que todas las personas del grupo hacen lo mismo con los recién llegados.

Cuando escribo nunca sé si quien me va a leer o me lee habitualmente, se siente mal, regular o bien. Si hace poco que ha sufrido o han pasado años desde la última depresión o la última euforia. No suelo llamarle manía porque no soy médico y me gusta más la palabra euforia. La palabra sí, no lo que representa para una persona bipolar.Si quieres contarme cuánto tiempo ha pasado desde tu infierno y cómo te sientes, todos los lectores del blog aprenderán algo de tu experiencia. En mi caso, 14 años. Ya no siento el calor 🙂