Cuando padecía los síntomas del trastorno bipolar con intensidad, hace ya bastante tiempo, era un tren en marcha sobre una vía muerta. Dicho con otras palabras, me movía sin llegar a ninguna parte. LLegó un momento en que me sentía tan inútil que era un completo inútil. Ahora, sin embargo, tengo la sensación de que soy capaz, al menos, de hacer ciertas cosas de una forma eficiente. Es una sensación muy satisfactoria, la mayoría de las personas disfruta de ella, pero yo lo hago de una forma especial al estar ausente en mi vida durante tanto tiempo.

¿Cómo se produjo el cambio? Gracias a una psicóloga que fue capaz de ver, lo que yo no fui capaz de ver durante años. Tres años de psicoterapia que fueron despejando la niebla y me ayudaron a afrontar cambios importantes en mi vida. Antes, conocía perfectamente cuáles eran mis debilidades y, sin embargo, desconocía cuáles podían ser mis cualidades o fortalezas. Yo sabía perfectamente de qué no era capaz, y no tenía ni idea de qué podía ser capaz. Ahora sigo sabiendo perfectamente de qué no soy capaz, y, al mismo tiempo, también sé lo que sí está a mi alcance. No parece una gran diferencia, pero es igual que vivir en otro mundo. En éste se respira un aire más limpio, es menos ruidoso y la amabilidad con los demás y conmigo mismo lo hace mucho más habitable.

Para llegar a esta situación, lo primero que tuve que hacer fue parar el tren. Con el tren en marcha, el paisaje pasa tan rápido a través de la ventana, que es difícil fijarse en los detalles. Y muchas veces, en los pequeños detalles se esconde la gran diferencia. La inercia del sufrimiento prolongado enreda la madeja de tal forma que uno acaba sin saber realmente quién es y qué hace aquí. Alguien desde fuera puede ver el nudo principal y empezar a desenredarla lentamente y con mucha habilidad, aflojar tu vida y sentirte cada vez más cómodo contigo mismo y con tu entorno.

No es un labor fácil, si lo fuera, las estadísticas no serían las que son. Sin embargo, ten la certeza de que es posible. Para empezar a reencontrarse con el bienestar psicológico es imprescindible descubrir una semilla dentro de ti. Esa semilla puede ser una habilidad antes desconocida por ti, una cualidad única o un propósito firme al que agarrarte y por el que merezca la pena vivir. No tiene porqué ser un gran logro. Educar y hacer feliz a un hijo puede ser más que suficiente. Aliviar el sufrimiento de alguien o colaborar por un bien común aportan un ingrediente a la vida con un sabor inigualable. Aunque estés diagnosticado con trastorno bipolar puedes hacerlo. Eso, y otras muchas cosas.

Y si quieres comentarme tus logros, déjame un comentario. Nos servirán de ejemplo y motivación a todos. 🙂