Para el que ha llegado hasta aquí, tengo unas reflexiones que considero muy importantes para quienes estamos diagnosticados con trastorno bipolar. Un tema sobre el que estoy profundizando últimamente, revisando en mi historia personal, es el deseo. Tengo intención de dedicarle un capítulo del libro que espero publicar próximamente. Hace algún tiempo, me di cuenta de que un deseo por sastifacer condujo mis estados de ánimo en direcciones opuestas convirtiéndose en un veneno que intoxicó mi vida hasta un extremo inimaginable.
La mayoría de nuestros actos tienen un propósito, pero el deseo no siempre conduce nuestra vida por el buen camino. Una vida gobernada por el deseo nos puede llegar a convertir en víctimas del propio deseo y, si no somos capaces de suavizar su empuje y aprovecharlo como impulso más que como necesidad vital, las consecuencias pueden ser debastadoras.
Vivir ajeno a los deseos sólo parece accesible unos pocos privilegiados, sin embargo, creo que es un aprendizaje al alcance de cualquiera. Siempre se me ocurren estrategias para no sucumbir a su poderosa atracción. Motivaciones, es una palabra que se ajusta mejor a mi actitud de los últimos años y reconozco que verlo desde esta nueva perspectiva me está ayudando a no caer en situaciones de inestabilidad. La palabra deseo es tan intensa como los extremos de los estados de ánimo del trastorno bipolar.
Un buen ejercicio es plantearse si uno lleva algún tiempo persiguiendo un deseo con cierta ceguera. Me parece muy conveniente tratar de equilibrar todo deseo con pequeños trucos que te pueden ayudar a no aportar más leña al fuego. Creo que el entusiasmo y la pasión, unidos a un intenso deseo pueden convertirse en una auténtica bomba de relojería para las personas vulnerables como nosotros.
Me gustaría que te sintieras identificado con lo que aquí cuento, porque así encontrarías utilidad en mis palabras. El único propósito de este blog 🙂
Hay 6 comentarios en este articulo
No termino de entender hacia dónde apuntas exactamente. No sé si hablas de un posible enamoramiento, en el que el deseo juega un fuerte papel hacia la persona deseada o de algún otro por cumplir una ambición o empresa.
En mi caso particular no considero al deseo como el motor de mis desequilibrios, aunque una vez desequilibrado estos se hayan mostrado en mayor o menor intensidad, siempre más desinhibidos.
Se ha escrito tanto sobre el deseo, es tan extenso el concepto, estamos gobernados hasta tal punto por él, que sustraerse de ello parece ser una tarea de un millón de vidas.
Tus palabras y reflexiones son bienvenidas.
En Vitoria-Gasteiz, capital artificial de un país singular.
Que tengas una feliz semana y nos hagas partícipes de una nueva reflexión.
Theo, me refiero al deseo en general, algo que no tienes y te gustaría llegar a tener y lo deseas con mucha fuerza. Yo también creo que es imposible sustraerse a los deseos, pero sí me parece que uno puede distanciarse un poco de ellos y dirigirse de forma intencionada a aquello que buscas con mayor serenidad. Encontrar el equilibrio en cualquier faceta de nuestras vidas es un objetivo muy saludable y trato de tenerlo en cuenta siempre. La vida se disfruta de una manera muy diferente, pero personalmente creo que se le puede sacar más jugo si vivo cada día valorando las opciones y no dejándome cegar por deseos que pueden brillar mucho y llenar poco. Si algún día quieres que nos conozcamos, me puedes enviar un correo a la dirección que aparece en mi perfil. Me haría ilusión compartir una conversación contigo :)
Hola Alberto
No hallo tu perfil por ninguna parte. No obstante te diré con franqueza que tengo resistencias para compartir un encuentro bis a bis. De momento me doy muy por satisfecho por poder compartir iguales o distintas opiniones, así como vivencias, etc. Como ya te dije en un post anterior me gusta tu enfoque optimista. Sigamos conociéndonos pues.
Disfruta de un nuevo día
Theo, seguiremos compartiendo en el blog. Soy de los que creen que todo lo que tiene que llegar, algún día llega. Sobre todo si uno sigue intentándolo :)
Cuando alguien desea algo debe saber que corre riesgos y por eso la vida vale la pena.
La vida no vale la pena por lo que deseas, sino por lo que no deseas. Es decir, lo que ya tienes sin haberlo deseado :)