Navegando por internet, en foros y páginas donde la gente comenta sus experiencias sobre el trastorno bipolar, es muy frecuente encontrar sugerencias e invitaciones a cambiar de estilo de vida. Cuando tomé la decisión de abandonar mi trabajo de oficina para dedicarme a escribir, no había oído hablar de estilos de vida, pero hoy es el día en que me uno a aquellos que recomiendan cambiar el estilo de vida.
En mi caso particular, el cambio de ocupación supuso un cambio radical en mi rutina diaria. La empresa había sido mi hábitat durante más de diez años en los que conocí bien cuál es el trabajo que desempeña un ingeniero y cuáles eran mis dificultades más importantes. A pesar de haber adquirido habilidades para realizar las tareas de una forma más o menos eficiente, nunca acabé de sentirme cómodo en mi profesión.

Ni siquiera algunos logros objetivos que tardé mucho tiempo en alcanzar me reportaron la satisfacción que esperaba de ellos antes de alcanzarlos. Inicialmente sufrí muchos problemas de estrés por problemas de adaptación y una vez superados, aparecieron nuevos problemas. La dificultad para sobrellevar lo que para mi era una rutina fue uno de los mayores. Sin embargo, soy muy consciente de que pude permitirme el «lujo» de abandonar mi profesión, un lujo al alcance de muy pocos. En cualquier caso, también me doy cuenta de que afrontar un cambio radical en tu vida constituye sólo el primer paso de un camino que todavía tienes que recorrer y al que vas a dedicar el resto de tu vida. Es importante dar este primer paso, pero no hay que engañarse, no es nada más que un paso. Sólo puedes construir una vida en la acción que viene detrás.

La escritura me permite disponer de una rutina muy estimulante que complemento diariamente con la lectura. Es evidente que gran parte de mis progresos en la memoria, por ejemplo, son el resultado de estas dos actividades. Al mismo tiempo, colaboro desinteresadamente con un compañero de la universidad para ayudarle en cuestiones relacionadas con el mundo del marketing en internet. Estas dos actividades, junto con la coordinación de las reuniones de una asociación de pacientes bipolares, son una parte muy importante de mi vida. Personalmente, soy de la opinión de que todos hacemos lo que podemos y, hoy en día, esto es todo lo que puedo hacer. Es muy probable que, si el dolor y la salud me lo permiten, regrese algún día al mundo de la empresa. Si hace tiempo no sabía qué hacer con mi vida, ahora tengo la sensación de que tendría más de una vida por llenar.

El estilo de vida al que me refería en este comentario para mi supone un cambio de rutina horaria y de lugar de trabajo. Trabajo desde casa y estoy ocupado incluso los fines de semana, realizando actividades que me recompensan con creces en forma de satisfacción personal.
Siento que estas líneas hayan sido tan personales pero me gustaría que conocieras un poco mejor a quien escribe, quizás puedas haber sacado algo «positivo» de ellas. Un propósito que intento cumplir siempre que publico en este blog. 🙂