Hace mucho tiempo que tuve que afrontar un cambio radical en mi vida. Decidí dedicarme a la escritura cuando llevaba más de diez años trabajando en una empresa como ingeniero. No es que quiera relacionar el trastorno bipolar con los cambios de rumbo para escribir un comentario más. En mi caso particular, el cambio de rumbo en mi vida fue el punto de partida para reencontrar la salud y no fue ninguna casualidad.

Muchos de mis problemas en el trabajo, que no tardaron mucho en convertirse en síntomas, fueron el caldo de cultivo para sufrir cada vez más. Quizás ya sabes que en el sufrimiento de los síntomas del trastorno bipolar puede haber motivos endógenos o exógenos, es decir, que dependen de tu biología o de tu entorno. La cuestión es que si tu entorno influye en tu biología -nadie parece negar esta afirmación- te recomiendo que hagas todo lo posible por encontrar el bienestar. Para mi lo exógeno es sinónimo de lo desconocido o lo no consciente.

Cuando tomé la decisión de cambiar radical de estilo de vida y de ocupación, estaba seguro que la mayoría de mis problemas se encontraban en mi profesión. Estaba en una situación privilegiada porque podía tomar la decisión pero ninguna seguridad de que iba a poder convertir, en cierta manera, la escritura en una parte importante de mi vida. No tengo ni idea de cuál puede ser tu ilusión hoy mismo, pero estoy seguro de que no estará más alejada que la mía en el momento en que afronté el cambio de rumbo. Un cambio radical, si tiene sentido para ti, siempre será una buena forma de empezar a construir sobre las ruinas. Algunos lo llaman reinventarse, cuando en realidad se trata de reorientarse. Lo que haces con tu vida día a día te da forma y lo que soy se lo debo, en gran medida, a lo que hago desde hace ya siete años. Hace más de diez años era incapaz de pensar con claridad. Creía no tener ninguna salida y ninguna opción. Hoy disfruto de una situación completamente distinta, en la que el trastorno bipolar ya no es una enfermedad sino una oportunidad para compartir, acompañar a quien la sufre o padece, y seguir aprendiendo. 

Hoy es el día en que puedo elegir, pero ya no quiero hacerlo. Ya elegí en el momento en que aposté por el cambio y ahora sólo vivo el presente. Un presente con muchas ilusiones de futuro y una salud que espero me acompañe durante mucho tiempo para continuar. Me encantaría saber que tú estás en disposición de aprovechar estas palabras y poder ir abandonando el miedo si te limita. La mayoría de las veces y la mayoría de las personas no cambian nunca de rumbo porque creen que todo son tempestades. No creo que haya nadie que esté diagnosticado con trastorno bipolar y no haya sufrido ninguna tempestad.
Entonces, ¿qué hay que temer? 🙂