Trastorno bipolar y autoestima, quizás para terminar esta serie. Releyendo mi último comentario me volví a dar cuenta de lo que, a partir de ahora, llamaré vocabulario bipolar. Profunda motivación decía hace unos días escribiendo sobre la cuestión que ahora voy a retomar. Desde luego, un polo muy extremo entre todos los gradientes posibles.

¿Qué sucede si no hemos sido capaces de encontrar esa profunda motivación vital en la que volcar nuestra vida? Nada en particular. De hecho no todo el mundo, afortunadamente, la necesita. Si así fuera, la insatisfacción vital de estas personas sería mayoritaria. Personalmente, creo que es mejor hablar de un interés satisfecho con la actitud y la dedicación necesarias. Mantenido este interés en el tiempo, y profundizando en él con la capacidad que todos tenemos en el «piso de arriba», puede que llegues a descubrir lo que se esconde detrás de él. La vocación, el desempeño, y, si tienes la fortuna de llegar a conocer, la pasión.

No siempre se consigue enfocar una vida desenfocada porque no es sólo una carencia la que nos limita. Pero hablando de motivación y vocación, nunca es demasiado tarde para llegar a su encuentro. Muy afortunados son aquellos que han sido capaces de «acertar» a la primera porque habrán disfrutado de los beneficios de la misma cuando los demás andábamos dando palos de ciego.

En el otro extremo situaría a los «todo-terreno», aquellas personas con la flexibilidad suficiente para adaptarse y dedicarse al simple hecho de vivir. Y aprovechar aquellas oportunidades que se le presentan en cualquier circunstancia o lugar. Admiro a este grupo de personas de la misma forma que al primero: el de aquellos que parecen haber nacido para llenar un pequeño hueco de este mundo que parecía estar esperándoles a que lo rellenaran. Admiro la inteligencia de ambos. La flexibilidad de los primeros y el don de los segundos. Te identifiques con uno u otro grupo, nada diferenciará tu vida. La diferencia únicamente quedará patente en tu dedicación. Hace mucho tiempo sufrí mucho las consecuencias de mi ignorancia respecto a esta cuestión. Problemas de salud no siempre leves.

Y para terminar, una última conclusión. El reconocimiento de los demás a tu esfuerzo siempre se agradece, pero ni siquiera es necesario. Tu propio reconocimiento al saber que estás dando el cien por cien de ti mismo en aquello en lo que crees es más que suficiente. Diagnosticado con trastorno bipolar, la actitud y la motivación son los motores que me mueven especialmente durante los últimos tres años. Una actitud que me acompaña desde hace seis años en una dirección hasta entonces desconocida por mi.

Estrés y autoestima hasta ahora. Si quieres que dedique algún comentario a cualquier cuestión en particular, estaré encantado de hacerlo. Intentaré hacerlo de la mejor manera posible. Como siempre lo hago. 🙂