La semana pasada estuve con los padres de una chica que pasará las navidades ingresada en el hospital. Contactaron con la asociación de pacientes bipolares del País Vasco y vinieron acompañados por dos de sus hijos. La hermana de la chica diagnosticada con trastorno bipolar, al hablarme de su hermana, se le humedecieron sus ojos. Me bastó con darme cuenta para que sintiera la humedad en los míos en menos de tres segundos. Personalmente, la vida me ha tratado con mucha dureza y, al rato, me alegré porque todavía soy capaz de sentir la tristeza de los demás y emocionarme.

Esta capacidad de percibir las emociones de los demás y sentirlas en el propio cuerpo se conoce como empatía. Conozco muchas personas diagnosticadas con trastorno bipolar que sienten y padecen por los demás. Lógicamente esto sucede cuando han logrado alcanzar una estabilidad y se sienten satisfechas con sus vidas.
En mi caso particular, aunque siempre me he preocupado por el que sufre, no siempre pude hacerlo porque el que sufría era yo. Era capaz de «entender» porqué los demás se sentían como se sentían porque siempre he sido una persona observadora, pero no tenía ni idea de porqué yo me sentía tan mal. Sólo tenía claro lo que estaba en la superficie: un problema con mi profesión. Tuve que arrancar el árbol por la raíz para poder volver a nacer.
Conozco personas, como Carlos Mañas, que han convertido la cualidad de la empatía en el centro de una vida. Su labor como presidente de Solidarios Anónimos muestra el reflejo de una persona digna de admiración. Por cierto, Carlos, en el apartado de libros pendientes, tengo el tuyo: «Mi cabeza me hace trampas». Espero el día en que publiques uno nuevo titulado: «Mi cabeza me hacía trampas» 😉

No todas las personas son capaces de sentir con la piel del otro, aunque es una cualidad que se pule como tantas otras. Si te ves identificado con la palabra empatía, te recomiendo que pienses en el voluntariado. Comprobarás, en muy poco tiempo, que ayudar ayuda. Pero no es la única opción. Si te fijas en tu entorno encontrarás tantas personas con problemas, que tendrás que elegir aquella a la que te sientas capaz de darle aquello que pueda necesitar de ti. Y no se trata de un mensaje navideño, simplemente ha coincidido en el tiempo con el mes de Diciembre 🙂