Esta semana, ha concluido el taller sobre la ilusión en la asociación Esperanza Bipolar de Bilbao. Pablo Cueva nos ha regalado su tiempo y su ilusión con pequeñas actividades y juegos que nos han invitado a pensar en nuestras propias ilusiones. Para mi sorpresa, todos teníamos muchas ilusiones por vivir, y lo que es más importante, ilusión por tratar de alcanzarlas.

Vivir sin ilusión constituye una forma de vida para muchos que desearían encontrar algo que diera un poco de color y sabor a su existencia. Vivir con ilusión es un reto accesible a través de la búsqueda, la observación y la acción. Aunque se puede disfrutar de la vida sin grandes ilusiones, como la inmensa mayoría viven, buscar esa chispa cambia la vida de forma radical. La única ilusión que reporta un bienestar duradero es el disfrute con la actividad diaria. Si tu día a día no te permite disfrutar, se requiere de un esfuerzo para levantarse de la cama nada saludable. Lo sé muy bien porque fui víctima de esa sensación durante casi una década y supone un desgaste que puede acabar en depresión. La palabra disfrutar simplemente refleja la sensación que una actividad agradable deja en tu cuerpo, la misma sensación que puede reportar el ejercicio físico, una actividad intelectualmente estimulante, un hobbie, el sexo, o una conversación que te entretiene, enriquece o hace reír. Las personas felices no son aquellas que han logrado lo que perseguían o ansiaban, sino aquellas capaces de disfrutar un poco todos los días.

Encontrar cosas que te ilusionen es la mejor inversión que puedes hacer en tu vida. Si todavía tienes hueco en la mochila de las ilusiones, no hay otra forma de llenarla que saliendo a su búsqueda como quien sale a coger setas. No son tan fáciles de localizar, porque pueden estar en ninguna parte y en todas a la vez. Una ilusión puede esconderse donde menos te lo esperas. Una vocación dormida, una afición por descubrir, una habilidad por desarrollar, o una persona que se cruza en tu vida pueden cambiarte la vida. Algo que nunca habías probado antes, una nueva experiencia que te despierta los sentidos o un actividad lúdica como un simple juego. Todo vale y todo suma. Cuanto mayor sea el número de pequeñas ilusiones que inunden tu día mayor será tu bienestar. Aunque creas, o hayas creído alguna vez, que no hay nada que te ilusione, simplemente no lo has encontrado. Sigue buscando, observa a tu alrededor y experimenta las sensaciones en tu propio cuerpo porque el cuerpo está lo suficientemente evolucionado para disfrutar, y no sólo para sufrir.

Ya ha llegado la lluvia para quedarse 🙂