Siempre he pensado que quienes estamos diagnosticados con trastorno bipolar tenemos mucha imaginación, y quizás abusemos de ella. La imaginación es muy volátil porque se centra en el futuro, y la mayoría de las veces en un futuro que nunca llega. Además de vivir lo no vivido con tanta intensidad, o incluso más que en el momento presente, la imaginación puede convertirse en adictiva.
En sí misma no creo que se pueda considerar un mal vicio, empleada en exceso crea dependencia y puede acabar por pasarnos factura.
Quien vive un presente con satisfacción, no necesita recurrir a ella tan a menudo. Quienes quieren escapar del presente, abusan de esta forma de proyectarse al futuro para construirse una realidad a medida. Aunque también puede ser una herramienta útil de personas que son muy expansivas o creativas. Hace mucho tiempo solía utilizar la imaginación con mucha frecuencia, ahora prácticamente he abandonado esta práctica que puede suponer más frustración que ilusión. Para disfrutar de ilusiones en tu vida, no es necesario hacer este viaje sin moverte del sillón de tu casa. Un viaje muy cómodo que puede ser como comparar un maravilloso documental que te transporta a Nueva York sin respirar la altura de sus rascacielos con la realidad de una ciudad sin medida. Ni las pulgadas de tu televisión pueden reducir la diferencia entre lo que es y lo que parece ser.
Psicológicamente hablando, imaginar una situación no es muy diferente a vivirla. De hecho, la experiencia suele ser incluso más intensa. Nosotros tenemos un problema importante con la intensidad de nuestro mundo emocional y quizás debamos limitar, en cierta manera, esta tendencia al escapismo.

Desde que vivo centrado en el presente, mi vida es mucho más saludable. Disfruto de todo y con todos. De vez en cuando me doy un viaje, pero retorno rápidamente al aquí y ahora. Anticiparse al futuro sin bola de cristal es igual que andar sobre una cinta de correr. Parece que te mueves, pero no avanzas.
Algunos síntomas del trastorno bipolar pueden corresponderse con este mal hábito. Si te identificas con él, mi recomendación es que lo hagas con mucha precaución.
Y tú, ¿qué opinas? 🙂