En los episodios de euforia, la irritabilidad es muy común en las personas diagnosticadas con trastorno bipolar y que se comportan de una forma muy diferente a como lo hacen habitualmente. La falta de descanso podría ser una de las causas de esta irritabilidad, y el exceso de energía propias de la manía también podrían explicar este rasgo común si esta energía no es bien canalizada y desborda a la persona escapando a su propio control. Si reconoces la irritabilidad como uno de tus síntomas previos a la euforia, es conveniente que te impongas una rutina para relajarte. Ejercicio físico moderado, un simple paseo por tu ciudad o reducir la intensidad de tu jornada laboral pueden ayudarte a despresurizar tu cuerpo y tu cabeza. El yoga o pilates no es para todos, pero para aquellos capaces de permanecer «casi parados» durante una hora y centrados en la respiración es 100% recomendable.

Otra de los motivos por los que conocí la irritabilidad en la euforia, hace más de seis años, tiene una explicación en la que quizás puedas identificarte. Cuando la percepción de la realidad que tienes es, apartentemente, tan clara, aunque haga «aguas» por otro lado, irritarse es lo más normal del mundo. Cuando los colores son más vivos, la vida de color de rosa, y las cualidades y defectos se exageran hasta acabar siendo una caricatura de uno mismo, no es de extrañar que uno se irrite con el resto de los mortales. De la misma forma que un desgraciado se irritaría en una fiesta o un premiado con la lotería se sentiría extraño en un funeral. Dicen que no es oro todo lo que reluce, pero de la manía sí creo que se puede sacar una pepita de oro. Yo no la extraí hasta casi diez años después de haberla sufrido, pero pude reconocerla una vez alcanzado el bienestar psicológico. Por esta razón es tan importante luchar por el bienestar psicológico. Es el único capaz de permitirnos comprender algunos de los motivos que se esconden tras los síntomas.

Si además la irritabilidad es un rasgo de tu carácter, entonces la ración será doble. En esta vida siempre hay motivos para irritarse, lo que siempre me pregunto es si merece la pena hacerlo. Esta cuestión la dejo para un futuro comentario porque la irritabilidad es un cáncer para el bienestar y es importante saber cómo mantenerla a raya. Y si hay algo que no te guste de esta publicación, deja un comentario. Trataré de no irritarme 😉