Cuando uno comienza a sufrir los síntomas no sabe ni lo que le sucede ni cuál puede ser su futuro. La sensación de que uno ha perdido el control para siempre, depende principalmente de la gravedad y el número de recaídas. Los ingresos hospitalarios también dejan sus secuelas porque la salud mental se encuentra a años luz de lo que debería ser un verdadero sistema promotor de salud. Sea cual sea tu situación ahora te voy a hablar de mi experiencia personal, como siempre.

Hace trece años toqué fondo. Hace ya más de ocho que mi vida empezó a recuperar su color. Hace seis sufrí la mayor desgracia de mi vida. Hace dos, mi vida nada tiene que ver con la que muchos podrían imaginar – ni yo mismo- después de haber sufrido tanto. Las explicaciones tienen mucho que ver con lo que he ido contando en este blog hasta el momento, aunque siempre quedan muchas por escribir.

Siempre viví el trastorno bipolar como un problema grave de salud, nunca como una enfermedad. De no haberlo hecho, no hubiera llegado hasta aquí de la forma en que lo he hecho. Una sana rebeldía constituyó para mi la actitud adecuada para tomar decisiones importantes de cambio que fueron vitales para la mejoría de mi salud. En mi actividad en la asociación Esperanza Bipolar de Bilbao, me doy cuenta de que muchos todavía se sienten muy vulnerables y otros tenían la sensación de que el bienestar tiene un recorrido que poco tiene que ver con lo que hagan con su vida, su capacidad para adquirir nuevo hábitos, o su crecimiento como persona. Muchos expertos encontrarían estas palabras huecas porque la enfermedad es enfermedad y no da muchas opciones. Tengo la sensación de que este mensaje ha calado tan hondo en la sociedad, las personas diagnosticadas y sus familiares, que la situación de las personas afectadas se ve agravada, limitando las posibilidades reales de mejoría de muchos. Aún llamando a las cosas por su nombre, el trastorno bipolar seguiría siendo una enfermedad grave para muchos. Personalmente encuentro en el exceso de celo y el miedo de muchos profesionales un hándicap añadido a pesar de ser comprensible. Aunque empiezan a oirse cantos de sirena, los hechos deberían acompañar a las palabras y el sufrimiento humano es incontenible a pesar de todos los esfuerzos por erradicarlo.

Puede parecer un tópico, pero he logrado lo imposible porque nunca lo consideré imposible. Una sana ambición por mejorar siempre tu salud es imprescindible para alcanzar el bienestar. Cuando alguien me pregunta si estoy en tratamiento, me doy cuenta de que hay un problema de importancia excesivamente focalizado en los fármacos. En lugar de interesarte por la respuesta a la misma pregunta, te recomiendo que leas este blog con frecuencia. En especial, si lo encuentras útil y te ayuda a pensar. Hay personas que todavía no se encuentran bien, y se preocupan por el tratamiento en lugar de preocuparse por su bienestar. Hay personas que se encuentran bien y parecen atribuir toda la importancia al tratamiento. Como no soy la persona responsable de su salud, pero sí de su bienestar, hago lo que puedo con lo que he aprendido. LLevo un tiempo dándome cuenta del potencial de bienestar de las personas a las que dedico mi tiempo porque la atención de muchos por parte del sistema de salud es claramente insuficiente. Y ejerzo mi responsabilidad con mucha prudencia y muy buenas intenciones :))