Aprender de los propios errores no siempre resulta sencillo. Reconocer el tipo de situaciones que perjudicaban mi salud es una de las cosas que me ha ayudado para seguir avanzando pero no ha sido el único peldaño de la escalera. Reflexionar sobre mis propias reacciones al entorno, cuando comenzaban o ya se habían instalado los síntomas, ha sido posible años después de haber alcanzado el bienestar psicológico. LLegar a conclusiones sobre mi historia personal también me ha facilitado mi vida actual porque ahora comprendo muchas de las circunstancias que me llevaron a sufrir. Gracias a lo que he aprendido soy capaz de reaccionar de una forma diferente y he dejado de sufrir. Y después de dejar de sufrir, he aprendido a disfrutar. He aprendido de los errores que cometí en mis peores años y tengo la sensación de que en mi sufrimiento emocional influyeron circunstancias personales de una forma determinante.

El trastorno bipolar puede hacer sufrir especialmente si uno no es capaz de aprender de errores pasados. Las consecuencias de olvidar cuestiones importantes relativas a los síntomas suelen ser demasiado graves. Conocerlas es importante, no olvidarlas, vital. Algunas son bien conocidas, otras no parecen tan evidentes. Aunque he escrito en este blog  sobre muchas, sigo teniéndolas presentes en mi vida porque reconozco en ellas un puerto seguro. Todos cometemos errores aunque no aprendamos a la primera. La buena noticia es que si no lo hemos hecho todavía, acabaremos por hacerlo. Aunque  prefiero hablar de equivocaciones que de errores, he elegido esta palabra porque Shelly la mencionó invitándome a escribir.

Si cometes equivocaciones estás en la buena dirección. Si no lo haces, es muy posible que te encuentres dentro de un círculo demasiado limitado como para crecer. Yo estuve durante años dentro de un círculo del tamaño de una moneda y no salir de él fue mi mayor equivocación. Pensar que hay líneas que uno no puede cruzar es tan humano como el miedo. De hecho, se trata de sus muchas consecuencias. El miedo a lo desconocido no debe paralizarte cuando lo conocido es aterrador. Puede que cometas una equivocación al cruzar una línea pero nunca lo sabrás antes de cruzarla. Teniendo en cuenta los riesgos las equivocaciones nunca son irreversibles. Hace ocho años crucé una línea y, de no haberlo hecho, mi situación personal apenas habría cambiado. Todo lo que hago me ilusiona y todo lo que me puede ilusionar acabo por hacerlo. Sin prisas y disfrutando de la ilusión del hoy porque la ilusión de mañana siempre llega al día siguiente. Todo esto después de haber sufrido la desilusión, la frustración y la decepción en todas sus formas.

Tu comentario me ayudará a escribir un nuevo post. El trastorno bipolar me invita a escribir pero las personas como tú dirigen mejor mis palabras 🙂