Los expertos en trastorno bipolar son bien conocidos y tienen la relevancia suficiente para poder aprender de ellos. Con toda seguridad, algunos habrán sido los protagonistas en la investigación científica y en el descubrimiento de nuevos fármacos. A día de hoy, su mayor avance fuera de este campo se conoce como psicoeducación; un programa de gran ayuda para quien lo recibe y pone en práctica sus recomendaciones. En el año 2012, me parece que realmente el enfoque no es muy innovador porque son conclusiones que se pueden extraer simplemente compartiendo un café tres personas que han padecido los síntomas y reflexionan sobre ellos. Al paso que va la burra, parece que no llegaremos al destino nunca.

Lo que más me sorprende es, escuchar en palabras de algunos de estos expertos, mensajes en algunos casos perjudiciales, y en otros muchos, equívocos. «Si estás diagnosticado con trastorno bipolar puedes ser lo que quieras llegar a ser», establece uno de ellos con mucha convicción. Desde el punto de vista del marketing, un mensaje tan positivo y optimista como el de cualquier anuncio de cerveza. La realidad suele ser muy distinta: no todo el mundo salta sonriente en la orilla de una playa con una botella verde en la mano.

Conozco muchas personas diagnosticadas con trastorno bipolar y son las menos quienes realmente pueden llevar una vida como los demás. Algunos trabajan y sufren a la vez. Otros hace demasiado tiempo que no sonrien. En una sociedad productiva como la occidental, quien no trabaja no tiene valor aparente. La profesión genera una identidad muy parcial y muchas veces oculta la identidad real de quien se valora única y exclusivamente por lo que hace. No todo el mundo puede llegar a ser lo que quiere llegar a ser. Da igual si eres diabético, bipolar o coleccionas álbumes de vinilo. El sueño americano inundó hace mucho tiempo el mundo desarrollado en forma de mensaje, y aunque promueve el optimismo y estimula la actitud, también presenta efectos secundarios. Me encantan los sueños y vivo de ellos, pero la versión americana está demasiado alejada de la realidad para mi gusto.

Quien sufre o padece los síntomas está desorientado y muchos de ellos tienen una discapacidad intelectual importante. Yo mismo cumplí los dos requisitos al mismo tiempo durante años. No se trata de preocuparse tanto por ser quien quieres llegar a ser, simplemente sé tú mismo. Entre otras cosas porque no podrás ser diferente por mucho que lo intentes.

El día que una persona diagnosticada con trastorno bipolar explique en ciento ochenta páginas cómo llegar a ser quien quieres llegar a ser, voy corriendo a la libreria. Después de leer su libro cambiaré de opinión y trataré de aprender lo que todavía me falta. Me encantaría que dejaras un comentario con tus pequeños o grandes trucos para avanzar. Me ayudarás a mi, y nos ayudarás a todos 🙂