Hace años me sentía un hombre afortunado porque estaba vivo. Cuando se lo dije a una mujer que me quiso bien se quedó helada. Ella sabía por lo que había pasado y me soltó sin pensar:
 

-¿comparado con quién?. ¿Con Kunta Kinte?

 

Kunta Kinte fue un hombre secuestrado y vendido como esclavo.

 

Mi vida ha sido de todo menos fácil. Me siento feliz a pesar de que a mi alrededor se derrumbó lo que más quería y hoy las lágrimas asoman a mis ojos. Los mismos ojos que vieron el amanecer del año nuevo que ves en la fotografía.

 
Me he dedicado los dos últimos dos años a las personas que más quiero. El 2019 me ha regalado ver a mi mujer y mi hija sonreír cuando antes estaban destrozadas. Si he tenido que sufrir tanto para poner mi montaña de arena, lo doy casi por bienvenido. No tengo ni idea de cómo será mi futuro ni me preocupa. Hace tiempo que sé lo que siento, lo que es importante para mí, y quién es importante para mí. 
 
Las circunstancias habrían forzado a cualquier persona a acabar con todo y con todos hace dos años. A veces dudo si me queda algo de humanidad. Sólo lo sé porque ahora lloro.