Este mes han ocurrido demasiadas cosas en mi vida para mi gusto. Mi mujer se asustó y acabó por hacerme sentir como un enfermo mental. Con su última reacción me he dado cuenta de lo difícil que puede llegar a ser dejar de ser un enfermo cuando los demás te hacen sentir que lo eres. 

Después de la rabia, me vino una sensación de tristeza difícil de describir. Mi mujer llegó a conclusiones equivocadas y tampoco me extraña. Atar cabos con ciertas cosas es un pasaporte a la locura. Menos mal que ya no caigo en la equivocación de intentar comprender a los demás cuando lo que hacen me resulta demasiado incomprensible.
El trastorno bipolar puede llegar a ser lo de menos. Tu pasado puede ser lo de más. Si tu entorno no evoluciona, te costará evolucionar a ti. Yo tengo la fortuna de que tengo la tranquilidad de haber aprendido cosas que me siguen ayudando a sentirme bien. Aunque he tenido tiempos mejores, no veo riesgo en volver a caer en los mismo errores.