Cuando éramos niños, ella se fijaba en mí. Cuando cumplí cuarenta años la conocí. Cuatro años después nos casamos. Este fin de semana estuvimos juntos y disfrutamos de una manera especial.

Me llama la atención comprobar cómo no se puede hacer nada en contra del amor. Si quieres a alguien no piensas nunca en alternativas. De hecho, piensas en alternativas para seguir queriendo. Sólo dejaré de hacerlo si tengo la seguridad de que la hago daño sin querer. Hicimos repaso a nuestra vida juntos. Lo que antes habría acabado en una discusión nos hacía sonreír. Mi conclusión es simple. Cuando una persona es feliz con su vida, nada le molesta y todo está bien. Así se siente ahora y yo disfruto del cambio con ella. Juntos hemos pasado situaciones muy difíciles y lo que parece venir ahora tiene el aroma de lo fácil. Mi pareja es otra persona siendo la misma persona. Tiene todo lo bueno que apreciaba y se ha desprendido de lo que me dañaba.

«La felicidad es la alegría silenciosa. Cuando eres feliz no hay ni exceso de alegría ni tristeza. Yo encontré la felicidad el día que encontré la satisfacción. Tranquilidad y satisfacción van de la manita, como diría mi amigo Jose. Si tomas tus decisiones teniendo en cuenta estos detalles tu vida será cada día más fácil y mejor. Sigue el rastro de la felicidad»