Hace unos meses estuve en la exposición de mi amigo Miguel: el mayor artista de la Bondad. Él pintó la obra de la imagen. Pero vamos al grano. 
Si hubiera sabido lo que sé hoy, habría hecho lo que te voy a contar al final. 
En el año 97 tuve mi primera depresión. No lograba adaptarme a mi trabajo ni disfrutaba con él. De fondo sentía muchos miedos que fueron creciendo. Entre otros, no sabía qué hacer con mi futuro. Dos años después, ingresé en un psiquiátrico de Oxford por un brote psicótico.
En 2005 dejé mi profesión. Ya sabía hacer mi trabajo pero seguía sin sentirme bien en él. Comencé a hacer otras cosas, y en menos de un año todo cambió a mejor. La base de todo fue la tranquilidad.
Había leído muy pocos libros hasta entonces. En la depresión encontré en la lectura un refugio cálido. Un día pensé que podía dedicarme a escribir. Vi claras las ventajas y me decidí. Alquilé una oficina y empecé a escribir sin tener ninguna experiencia. Había encontrado un placer tranquilo en las palabras. Juan José Millás fue quien me abrió el mundo mágico de los libros. Casi a la vez, descubrí una actividad que me gustaba hacer a diario: leer. Desde entonces no he dejado de leer ni un solo día de mi vida. 

Si quieres no volver a deprimirte por no saber qué hacer con tu vida, necesitas encontrar ese algo que te atrape y no te cueste hacer. Una sola cosa es suficiente. A partir de ahí, otras cosas pueden ir llegando.

Dedicado a mi amigo Jose.