Conviene muchas veces allanar los términos para facilitar su comprensión. La terapia cognitivo-conductual simple y llanamente consiste en mantener un diálogo fluido y mantenido en el tiempo con un profesional que, si es eficiente, te ayudará a conocerte mejor.
Poco a poco y sin darte cuenta, el conocerte mejor te permitirá ir despejando la bruma para reconocer el paisaje con más claridad. En ese paisaje reconocerás a los demás de una manera diferente, y percibirás el mundo como nunca lo habías hecho antes, pero antes es imprescindible que descubras con mucha mayor nitidez quién eres, qué haces aquí, o por qué sufres más de lo necesario.
No es un proceso con garantía de éxito, depende exclusivamente de ti y tu terapeuta, pero es un proceso que merece la pena poner en marcha. De lo contrario, al igual que yo, tropezarás una y mil veces en la misma piedra. Y antes de que alguien te abra los ojos, ni siquiera sabrás que se trataba de una piedra, en qué circunstancias la encontrabas en tu camino, y cómo reaccionabas al tropiezo. Pero no sólo tú, bipolar, sino cualquiera que todavía respire.