Hace poco me encontré con una amiga de la asociación. La encontré como nunca y me dijo que se encontraba muy bien. Para celebrarlo, ha decidido dejar de venir y de contribuir con su cuota al mantenimiento de la asociación.

-mi psiquiatra ha dado con el tratamiento y estoy muy estable. -me dijo. Mi amiga ha venido durante algún tiempo a Esperanza Bipolar. No a menudo, quizás media docena de veces. La recuerdo realmente mal el primer día que llegó, como a la mayoría de los que vienen. Es la segunda vez que una persona me dice algo parecido. La primera vez me sorprendió; ésta ya no tanto. De todas formas, creo que muchos sobrevaloran el tratamiento. El motivo es que la psiquiatría difunde este mensaje y poco más.    Lo que realmente me llama la atención es darme cuenta de que las personas que me lo han dicho llevaban cerca de veinte años sufriendo la enfermedad. Y yo me pregunto: -¿no estaban bien tratadas hasta entonces? Veinte años son muchos años como para dar con el tratamiento correcto. Pocos profesionales cuentan con tanto margen de acción.   Algunos también pasan por el hospital a pesar de estar en tratamiento. La explicación de los expertos es que la enfermedad es compleja e imprevisible. Con lo primero estoy de acuerdo. Lo segundo es una tontería. Cuando escuchas -de verdad- a media docena de personas hablar sobre sus experiencias, lo que les ha sucedido parece bastante previsible, a pesar de lo doloroso y llamativo.   La mayoría de los psiquiatras piensan que no hay recetas mágicas contra el trastorno bipolar. Piensan que la receta de farmacia es casi la única receta, y así pocas cosas cambiarán. Yo tengo más de cuarenta recetas que no tienen nada que ver con la receta de una farmacia. Y ninguna de ellas tiene nada de mágico.