Ya no pienso mucho en lo que viví y supuso el trastorno bipolar para mí, pero puedo ver cómo afecta a los demás todavía la enfermedad o lo que supone la enfermedad a quien no la ha dejado todavía atrás. Muchas veces, me doy cuenta de que los síntomas no siempre son lo más importante, porque, la enfermedad, desgraciadamente, supone demasiados problemas añadidos que hacen más difícil sentirse bien.

Haberlo logrado me permite fijarme en quienes todavía la sufren para aprender de ellos. Esta tarde veré a muchos de mis amigos en la asociación de Bilbao. Tengo muchos más amigos bipolares que sin historial y veo en ellos muchas más virtudes que en la población sana. Algún día escribiré sobre lo que me gusta tanto de muchos de ellos. A algunos he dejado ya de verlos porque han vuelto a la vida y no necesitan venir como lo hacían antes.

Aunque no empecé muy bien el año, no dejo que las personas que no significan nada para mí puedan estropear lo que me ha costado tanto tiempo disfrutar. He reducido mucho la capacidad que otros puedan tener de aguarme la fiesta, incluso sin quererlo, y no hay ninguna otra manera que sacando chispas a las neuronas. El libro que voy a publicar próximamente se ha retrasado demasiado por motivos que nada tienen que ver conmigo, lo que me lleva a una conclusión nada precipitada: «Todo lo que puede salir mal, suele salir peor». Yo, por mi parte, recuerdo todos los días que «sólo se vive una vez», así que el libro puede esperar. Me sorprende mucho la eficacia de algunas empresas y reconozco haber sido un estúpido durante años. Lo que a mí me hacía sufrir tanto – el trabajo bien hecho- a muchos le importa tres pimientos por no hablar de parejas. LLevo esperando más de cinco meses un trabajo que alguien me aseguró se hacía en uno, y parece no llegar al final. Viva la fiesta.

Lo que fue una enfermedad son ahora recuerdos. Muchos me hacen sonreír y otros todavía no dejan de sorprenderme a mi mismo. Ya voy por el quinto sueño cumplido y ahora me dedico en cuerpo y alma a hacer posible que se puedan cumplir los sueños de los demás. No lo consigo con todos, pero de momento ya se acercan a la docena. El sueño de muchas personas bipolares es sentirse bien, y, a juzgar por las estadísticas, no parece fácil lograrlo. Susan Sontag dice que el sueño útil es el más complejo. Debe ser que yo disfruto con la complejidad 🙂