Esta semana me he dado cuenta de que no estaba preparado para hacer realidad la ilusión compartida con mi amigo Jose. En los últimos años he ido tomando  mis decisiones sobre la marcha y no me he dejado llevar por los impulsos. Como esta vez mi decisión incluía a mi amigo ha sido diferente.
El gran aprecio que siento por Jose me hizo decidirme sin pensar, y tuve que echarme atrás. Aunque lo siento por él, le he explicado por qué lo he hecho. Ha sido un paso atrás antes de dar el paso. Espero haber aprendido lo suficiente para no volver a ilusionar a nadie sin estar preparado.

He oído a muchas personas con trastorno bipolar decir que les cuesta el compromiso. Los motivos pueden ser muy variados, en mi caso no ha sido el tipo de miedo que hace tiempo me bloqueaba. Lo importante es que me he dado cuenta de varias cosas. La primera es que tengo que seguir en mi línea de los últimos años. La segunda es que un «no de hoy» no tiene por qué ser un «no para siempre».

Las dudas tienen la propiedad de obligarte a repensar en algo que has decidido, o vas a decidir, una y otra vez porque se te atasca en la cabeza. Tiene siempre forma de preocupación y puede desembocar en estrés. Yo ya no siento el estrés, pero presto atención a las dudas. Y te lo recomiendo siempre, aunque, a veces, haya que soltar lo seguro. Por cierto, que nunca es seguro.