Conozco personas que piensan mucho y hacen poco y otras que hacen sin pensar. Yo tuve que pensar mucho para no volver a caer ni en la depresión ni en la euforia. Lo más importante no es pensar mucho, sino pensar bien. Todo lo que encuentres en este blog no es más que mi manera de pensar. A mi me ha permitido dejar atrás la enfermedad durante los últimos cinco años. Para empezar a pensar bien hay que ir aprendiendo con la experiencia vivida, y sacar todas las conclusiones útiles posibles.
Cada día pienso menos, aunque nací pensador y moriré pensador. He aprovechado esta cualidad para dejar de sufrir, y ahora la empleo para intentar que otros también dejen de hacerlo. Con algunos lo estoy consiguiendo o lo he conseguido, con otros no. Haber dedicado tanto tiempo a pensar y a aprender me ha permitido hacer las cosas como las hago. Cada día doy lo mejor de mi mismo, y trato de hacerlo lo mejor posible. Pase lo que pase o haga lo que haga. me permito errores porque son inevitables. Intento, al menos, no repetirlos.
Pensar mucho no es bueno. Suele provocar estancamiento, dudas e inseguridad. Más vale dar un paso, que pensar diez. Mejor todavía, pensar un poco antes de dar un paso, sobre todo, si éste puede traer consecuencias importantes a tu vida. Pensar después de equivocarse, la mejor manera de aprender. Pensar después de haber acertado, la mejor manera de seguir aprendiendo. Tengo la sensación de que cada día me equivoco menos y de pisar terreno firme. Hace años caminaba sobre un barrizal. 
Desgraciadamente, las lecciones más importantes de la vida me llegaron de la peor manera posible. Si no fuese por todo lo que se perdió en aquella trágica noche, estaría muy agradecido a la vida. A pesar de estar vivo y poder contarlo, será muy difícil que llegue el día en que pueda agradecer con convicción todo lo que tengo. Especialmente por lo que perdieron mis hijos y los que no están.
Puedes disfrutar de la vida aunque haya heridas en ti que no curen nunca del todo. Todos vivimos heridos. Quien diga lo contrario, o tiene mala memoria, o prefiere no recordar. En este blog  podría hablar sobre todo el sufrimiento que el trastorno bipolar trajo a mi vida. Sin embargo, prefiero contarte lo maravillosa que es mi vida ahora. Porque, en realidad, el ahora es lo único que cuenta 🙂