Hace algún tiempo un amigo me contó algo que me hizo pensar. Había tenido problemas con su mujer y aprovechaba el fin de semana para relajarse. Tumbado al sol con unos auriculares en el borde de la piscina, pensaba que todos le miraban y sabían porqué estaba allí solo. Ese día, él pensaba que los demás pensaban que era un vivalavida. Aunque no todos mis amigos tienen trastorno bipolar, aprendo también de ellos.

¿Cuántas veces has pensado que otro ha pensado algo que quizás nunca haya pensado? Demasiado pensar, ¿no te parece?


Cada día pienso menos, y te puedo asegurar que es un reto para mi no hacerlo. Nací pensador y moriré pensador. Lo que intento no hacer es pensar en lo que pensarán los demás: estoy en ello. Si cargar a cuestas con un cerebro ya resulta pesado, hacerlo con más de uno ni te cuento. ¿Has pensado alguna vez que tu madre ha pensado que es mejor que tu hermano deje de preocuparse tanto por tu novia?. Quizás lo gracioso sea que tu madre puede estar pensando en porqué estás tan raro y que tu hermano esté más preocupado por la camarera de la discoteca que por su novia. Mientras tanto, tú dándole a la batidora.
Lo que tú piensas de los demás o cómo reaccionas ante los demás depende sobre todo de ti. De cómo ves la vida, de cómo la vives y cómo la sientes. No de cómo lo hacen los demás, sino tú mismo. Filtramos en función de nuestros propios prejuicios. Si te ves como un enfermo, muchos te verán como un enfermo. Te sentirás como un enfermo y puedes acabar por enfermar. Sólo es un ejemplo cualquiera, Si te sientes menos que los demás, sentirás que los demás te menosprecian. Si piensas que todo el mundo está pendiente de lo que haces, tú estarás más pendiente de lo que hagan los demás.
Si te ha parecido un poco trabalenguas, intentaré aligerar la próxima vez. No te preocupes, quizás la cosa no sea para tanto. Mi intención sólo era hacerte pensar un poco. Como siempre :))