Con trastorno bipolar son muy importantes las emociones y los sentimientos. Aprendí a no sentir mis emociones con tanta intensidad, pero los sentimientos no se pueden cambiar.

Durante años tuve un sentimiento de impotencia en mi profesión. La frustración en el trabajo me perjudicó mucho. También he sentido la tristeza de no haber tenido un padre comprensivo. Hoy, la tristeza es un sentimiento que no voy a permitirme. La vida es demasiado corta como para vivir triste. Tengo la suerte de disfrutar de muchas cosas que me hacen sentir bien. Y de tener a personas cerca que son importantes para mí. Hace tiempo que aprendí a no tomar decisiones precipitadas y me ha ido bastante bien. Sin embargo, es muy importante no hacerse daño y cuidarse. Sea como sea, mantengo la ilusión por el futuro. Con lo que tengo ya soy feliz.

«En los últimos años aprendí a no perder la cabeza y no es fácil para nadie. Quizás por necesidad he llegado a un extremo difícil de conseguir. No se trata de controlar tus emociones, sino de aprender algo después de sentirlas. Me siento agradecido a las personas que están a mi lado. Mi objetivo ha sido intentar no dañar a nadie hasta que lo conseguí.»