Aunque no es «mi tema», hoy voy a escribir un comentario dedicado al uso de los fármacos en el tratamiento del trastorno bipolar. Durante años, yo tomé litio, antidepresivos, antiepilépticos o antipsicóticos. Actualmente, y bajo prescripción médica, tomo la cuarta parte de la dosis mínima eficaz de un antipsicótico cuando lo necesito. Tiene un efecto sedante que me ayuda a dormir.

Si no tuviera dolor crónico, intuyo que ni siquiera lo necesitaría. Conozco personas que prefieren no medicarse. Yo pertenezco a ese grupo y tengo mis motivos. Si los tratamientos no tuvieran posibles efectos adversos, no me importaría tomar lo que fuera. Y hago algo que es más importante: renuncio a algunas cosas que me gustaría hacer para evitar medicarme. Por ejemplo, acostarme a cualquier hora o «vivir la vida sin límites». Bajo mi punto de vista, resistirse a los fármacos suele ser una mala estrategia. La lucha psicológica contra los fármacos genera tensión, y no tomar los fármacos si son necesarios puede provocar consecuencias no deseadas. Cuando uno considera que ya puede vivir sin fármacos, y su psiquiatra no piensa lo mismo, se produce un dilema importante que incluye la ética profesional. Como la psiquiatría trabaja de una forma bastante inflexible, el paciente puede no ser tenido en cuenta y quedar excluido de una atención médica integral. También están las personas que ponen toda su confianza en el tratamiento. Los fármacos «a secas» no evitan siempre las posibles recaídas o crisis. Sin embargo, si con los fármacos acabas por sentirte bien y aceptas los posibles efectos adversos, ningún problema a la vista.

De lo que pocos hablan, es de las muchas personas que siguen sufriendo a pesar de los fármacos prescritos. Algunos médicos y familiares hablan de la voluntad de los pacientes o su responsabilidad para explicarse el fracaso.

Los fármacos parecen ser milagrosos acompañados de, por poner un número cualquiera, otras diez cosas vitales para no sufrir recaídas. La lástima es que pocos hablan de la responsabilidad de los profesionales en su fracaso. Se recurre al tópico de que la enfermedad es muy grave y punto pelota.

¿Cuál es tu experiencia? ¿Y tú qué opinas? Puedes enriquecer este espacio con tu comentario.