
El año 2024 ha tenido de todo: bueno, malo y regular. Para este año me voy a replantear mis rutinas para sentirme mejor. Cerca de los sesenta tengo que dar prioridad a lo físico.
Voy a centrarme en el libro que quiero escribir antes de morir. No tengo pensada una fecha para terminarlo pero todos los días le dedicaré tiempo. Aunque sé que me va a costar, estoy mentalizado y he comenzado a seleccionar y clasificar todo lo que está disperso en mis agendas.
Otra de mis prioridades pasa por dedicarle más tiempo al ejercicio físico o hacerlo con más regularidad. Me cuesta ser disciplinado y comenzaré en febrero con un pequeño plan. Aunque no lo cumpla del todo, sé que me ayudará a hacer más ejercicio.
Mi prioridad principal será disfrutar. Mi vida también gira alrededor de mi madre, mis hijos y mis amigos. Esperanza Bipolar ha saltado a una órbita más lejana pero sigue siendo parte de mi universo. Cada vez siento el trastorno bipolar más lejano. La última señal de la enfermedad fue hace seis años y sufrí mi última depresión hace dieciseis. Las personas dejan de necesitarme y yo me alegro infinito. Muy buena señal. Alguno con seis minutos ya tiene suficiente.
Las rutinas con trastorno bipolar pueden ser vitales. No garantizan no sufrir una manía pero pueden evitar la depresión.
«Nunca imaginé que mi vida sería tan plena como lo es ahora. A veces, la imaginación se queda corta. Otras veces se equivoca. Pocas veces recurro a la imaginación pero es una buena guía. Lo que nace de tu mente siempre tiene un porqué. Con suerte, el tiempo te dice si también tenía un para qué»