El significado de ser libre depende de quién lo diga tanto como de a qué se refiere uno con la palabra libertad. Hoy me he decidido a escribir sobre este tema porque me recuerda a una persona que conocí ya hace algún tiempo. Para dar un cambio bastante radical en su vida, la mayor dificultad a la que se enfrentó en aquel momento según sus propias palabras fue «la presión social». 

Todos tenemos obligaciones que atender que hacemos con mayor o menor gusto. El problema surge cuando la vida se compone sólo de obligaciones. Cuando uno deja de tener margen para el disfrute porque sí, los días se tiñen del color de la ceniza. LLevar una vida como los demás cuando uno es muy diferente a los demás, se complica bastante. Las personas emotivas, emocionales o más sensibles a las emociones pueden encontrar dificultades en determinados entornos. La palabra sociedad, a pesar de representar a una fauna tan variopinta como la nuestra, implica una importante influencia a nivel individual. 
Ser uno mismo no tiene riesgos. Tratar de ser como los demás, muchos. Decidir por uno mismo lo que te conviene, y lo que no, no es una forma de egoísmo. Si además tu salud puede verse muy perjudicada por tratar de encajar, los riesgos crecen. Recuerdo a una persona pensionista con trastorno bipolar que se sentía muy mal porque era joven y los vecinos del pueblo que le veían a diario le miraban mal. O eso pensaba él. Presión social otra vez. 
Ser libre, a veces significa liberarse. Liberarse de los otros, de sus opiniones y sus preferencias. En ese sentido, me considero una persona libre. Liberado uno vive mucho más tranquilo.