Antes no era paciente ni impaciente. Si estoy seguro de algo, ahora soy capaz de esperar hasta el infinito y más allá.

Las cinco personas que más quiero son lo más importante para mí en este momento: el centro de mi vida. Mis amigos son también muy importantes. Cuando sé que algo o alguien es importante, soy capaz de esperar. El amor y la amistad son mis dos grandes valores. Durante años, el trabajo fue una prioridad tóxica que me envenenó. Después Esperanza Bipolar estuvo a punto de serlo y aprendí a soltar.

Ahora sólo dependo de las personas que quiero. Depender no es malo. Quien cree que no depende ni necesita se engaña a sí mismo. La manía es consecuencia también de una dependencia y el exceso de dependencia es peligroso. Yo cada día intento engañarme lo menos posible y lo estoy consiguiendo. Con trastorno bipolar, ser realista es otra virtud.