Sergio en una persona excepcional. Llevo años esperando conocer una persona como él para hacer cosas juntos. Ha sido el regalo de este 2020 para mí después varios meses difíciles.
Está diagnosticado con trastorno bipolar y tiene la actitud más inteligente que he visto hasta ahora en una persona con su edad. Ya me habría gustado tener la mitad de las cualidades que él tiene. Y también me gustaría tener la otra mitad que tiene, y yo todavía no tengo, con mis cincuenta y tres. Ya no busco espejos en los que mirarme, pero él me deslumbra. Blanco por dentro y blanco por fuera. Sin miedo y espontáneo como un adolescente. Consciente de él y de lo que le rodea. Un gran conversador y un hombre generoso hasta el extremo. Debemos de tener una secuencia genética muy común, y no me refiero al trastorno bipolar. La genética del trastorno bipolar es un enigma y lo seguirá siendo durante mucho tiempo. Si fuese científico, yo no buscaría demasiado en ese cajón. Las matemáticas son peligrosas en manos de no matemáticos.
«Antes de que este año termine, Sergio y yo haremos algo juntos. Será bonito y un placer para los dos. Espero que otros puedan sacar algún beneficio de lo que nazca de esta extraña pareja. Ahora él es Sergio de Realidad Bipolar, y yo he sido Alberto de Esperanza Bipolar desde 2011. Los nombres no son tan importantes, lo importante es el qué para después encontrar el mejor cómo. Cuando sepamos el qué y el cómo te lo contaremos. De momento, estamos dando forma al nuevo invento. Y disfruto de esa parte del proceso de una manera muy especial.»