El entusiasmo por aprender todo sobre el trastorno bipolar ya es pasado. Lo sentía cuando empecé con la asociación en Bilbao. El entusiasmo fue a más y el exceso me hizo sentir también estrés.

Ahora vivo disfrutando de los pequeños placeres. No son muchos pero los aprovecho todos los días. Me da igual un zumo de naranja que leer una entrevista en internet a cualquier persona creativa acompañado de un café. Encuentro en estas personas una inteligencia muy especial que no tiene el resto. Es como si pudieran ver el mundo de norte a sur y de este a oeste de un solo vistazo. Yo nunca pensé que podría llegar a ser creativo. Creé un blog sobre el trastorno bipolar, una asociación, dos libros y un taller de escritura. Para crear siempre encuentro motivación y acabé por crear mi propia salud para dejar atrás el trastorno bipolar. Ahora estoy pensando en crear algo nuevo en la red que no sé si cuajará. Se trata de replicar a través de Skype lo que llevo haciendo diez años en el mundo físico. Te lo contaré con detalle en el próximo comentario. Con entusiasmo corrí detrás de estas gaviotas para captar esta fotografía. Menos mal que no había ningún psiquiatra de urgencias a esa hora en la playa. 🙂

«El entusiasmo es una motivación intensa. Domar el entusiasmo con trastorno bipolar no es fácil, como tampoco resulta fácil domar ninguna otra cosa que se siente con intensidad. Si el entusiasmo no te provoca estrés, adelante con él. Si te provoca estrés, necesitarás buscar la manera de no sentirlo. El exceso de ilusión hace tanto daño, o más, que la falta de ilusión.»