Aunque este comentario quedó pendiente porque estaba escrito hace más de una semana, hoy vuelve a la actualidad. Desgraciadamente. En los últimos días, he tenido que romperme la cabeza para mantener un buen clima en casa pero ha llegado el momento de parar. Después de una discusión con mi mujer sobre algo que no acabamos de arreglar, mi hijo empezó a decir después de la cena: «Stop, stop». Como suele ocurrir siempre, los niños ven más que los mayores.
Cuando terminamos le pregunté a Roberto qué hay que hacer para dejar de discutir y sus ojos azules no supieron responderme al momento. Después quise saber qué hacía él con sus amigos del colegio cuando discutía, y me contestó: «Esperar al día siguiente. Siempre se pasa al día siguiente». Cuando me lo dijo, me di cuenta de que la regla de las 24 horas suele funcionar pero esta vez me está empezando a fallar. Mi mujer es muy diferente a mi, y hay cosas que están empezando a saturarme. Llevo demasiado tiempo haciendo el esfuerzo de calmar las aguas por el bien de todos y hoy he decidido que se acabó. Voy a tomarme unas vacaciones mentales. Que cada palo aguante su vela. Tengo la sensación de que ya es hora de descansar. Estoy cansado y me rindo. Creo que mi mujer no valora lo que hago por ella y por mis hijos. Lo único que hace es darle al raca-raca y conozco demasiado bien donde se termina con esa manera de rayarse. No lo quiero para mi,  yo ya tuve bastante. Desde luego, no seré yo quien vuelva al psicólogo.
En realidad, Roberto sí sabía qué hay que hacer para parar una discusión. Sus primeras palabras tenían la solución: «Stop, stop». Aprender a parar no es fácil, quizás simplemente haya que hacerlo sin pensar. Puede que creas que este comentario no tiene nada que ver con el trastorno bipolar. No habla de síntomas. Sin embargo, no voy a permitir que nada altere mi rutina de sueño. Dormir bien con dolor crónico no es fácil y llevo más de cinco años haciendo el pino con las orejas para lograrlo.
¿Cuál va a ser mi remedio para los próximos días? Una frase de mi cuñado, una persona muy inteligente para todo: «Estoy en un momento muy importante de mi vida porque… paso de todo, colega». Tiene sesenta años.Y si no paso, voy a intentarlo con todas mis fuerzas 🙂