Tengo un amigo que dice que la vida va a rachas. Esta semana me tocó la cruz de la moneda. Así que voy a listar mis tres grandes mierdas de hoy. 

Tengo una enfermedad que se llama dolor neuropático crónico en las piernas y los pies. No tiene tratamiento y sé que no voy a mejorar. Me impide andar sin dolor y dormir sin dolor. Al día siguiente, sé que el dolor va a seguir ahí y a veces me acaba por desgastar. Mi mierda número 1 me acompañará mientras viva, morir será un descanso.

La mierda número 2 es la clásica mierda familiar. No es tan raro que te toque entre una y tres mierdas familiares dependiendo de infinitos factores. Como decidí hace tiempo respetar la intimidad de los demás no voy a escribir los detalles. Tiene pinta de que va a ser una mierda de largo plazo, vamos que hay mierda para rato.

Y por no empalagar, acabo con la última. Mi hijo Roberto nació con un aneurisma en su cerebro. Está sano y es feliz, pero la malformación está ahí. Este mes los astros se han alineado para dibujar una nueva mierda. Como consecuencia, me han amargado la semana.

Si la probabilidad de ser feliz es uno entre cien, la probabilidad de ser feliz rodeado de personas con buenas intenciones puede ser de uno entre un millón.

Una persona con buenas intenciones, aunque te quiera, puede hacerte mucho daño. Si se juntan dos en la misma semana, el doble. Eso me pasó esta misma semana. Menos mal que aprendí a no callar y solté. Lo siento pero la salud bien entendida empieza por uno mismo.
Hace poco, una amiga me dijo que había aprendido a no callar en su trabajo con dos compañeras petardas. Lo decía con cierto tono de satisfacción.

De aquí sólo podemos ir a mejor. O quien sabe. Comparte aquí tus mierdas en forma de comentario si te apetece. En Internet ya hay toneladas, así que por una más nadie va a preocuparse.