El otro día reflexione sobre un blog anterior en que afirmaba que ser bipolar no deja de ser una circustancia. Creo que es necesario aclarar esta afirmación. Lógicamente en los días en que estuve ingresado en un hospital psiquiátrico (en más de una ocasión), si alguien me hubiera hablado de «circustancia» podría haberlo malinterpretado.
Cuando hablo de circustancia, me refiero a que es mucho más saludable vivirlo como una circustancia, que vivirlo como una condena. Conozco padres y hermanos de bipolares (no sólo mis padres y mis hermanos), que siguen sufriendo las consecuencias del trastorno bipolar en mayor o menor medida, y no por ello, insisto en mi empeño de afimar que es una circustancia y que debemos aprender a vivir con ella y no perder la ilusión de que un día quizás podremos dejarla atrás.