Aunque el comentario de hoy parezca un trabalenguas, no lo es. Juzgar es algo tan difícil de evitar que nos perdemos mucho al hacerlo. Yo, aunque no tuve muchos problemas con este tema, cada vez lo hago menos. Aunque tiendo a juntarme con personas que tienen cosas en común conmigo, trato de no prejuzgar a quien no conozco. Quizás me pierda mucho cuando me he formado ya una opinión sobre alguien, ya que me resulta difícil cambiarla. A muchos nos gusta ir sobre seguro, es decir, juntarnos con aquellos con quienes coincidimos para evitar discusiones que pensamos no conducen a ninguna parte.

Incluso de aquellas personas que siento habitan en otro planeta, intento aprender algo. Muchas veces las escucho de una forma imparcial, como un juez que trata de hacer lo propio con los testigos. Para poder ponerme en esa posición tan difícil, antes tengo que haber echado por tierra todo prejuicio y, lo que es más difícil para cualquiera, todo juicio.  Suspender lo máximo posible juicio y prejuicio me resulta imprescindible para escuchar a personas que parecen hablar un idioma distinto al mío. Esta semana he tenido que hacerlo con mi padre y lo he conseguido. Te puedo asegurar que últimamente me sorprendo a mi mismo.
Hace algún tiempo una persona me juzgó muy duramente en público y sin venir a cuento. Aunque pareció no hacerme daño al momento, el veneno hizo su efecto al día siguiente. Me costó recordar la última vez que alguien me juzgó con tanta agresividad pero al final lo hice. Tenía dieciocho años, y fue mi padre quien se quedó, como se suele decir, más ancho que largo. El veredicto fue de culpable sin delito. Aquella vez tragué, lloré y me envenené. Años después me mordió con su veneno más de una vez hasta que dejé de sentir. Treinta años después todavía me estoy curando del veneno.

No olvidaré nunca la lección que aprendí de tan mala manera. No tolero ni toleraré la agresividad o el mal trato a nadie. Quien quiera juzgarme que aprenda a hacerlo con educación. Si, por algún motivo tiendes a buscar la paz, no confundas nunca la buena educación o las buenas maneras con el silencio. Puede que te acabes por convertir en el vertedero de la basura de los demás.