El domingo paseé con un buen amigo por este acantilado. Siento no haber podido evitar que él acabara en el hospital por el trastorno bipolar. Aunque le advertí de que le veía en riesgo, él no pudo pararlo.
No paraba de hablar y le costaba escuchar más que de costumbre. Había pasado horas en su habitación calentándose la cabeza con su ordenador y sus ojos parecían los de un topo. Cómo me encantaría no haber tenido razón. Seguiré a su lado porque me parece una persona con una gran humanidad. De las que escasean.
La buena noticia es que me he adaptado a mi nueva situación con Isabel. La he escuchado con atención y eso me ha ayudado mucho. Suelo ser muy comprensivo, pero cuando el golpe es duro cuesta comprender. Ahora siento que me he reinventado para poder seguir feliz y tranquilo. Han sido dos meses de pensar bastante, y el pensar me sigue funcionando. Recordar lo bueno me permite seguir con ella, y quitarme de la cabeza lo que duele cuando aparece, me ha ayudado de momento.
Recuerdo una actriz que ha pasado por muchas dificultades en su vida, y hacía listas con lo positivo y lo negativo para tomar una decisión importante. Yo hice mi lista sólo con lo positivo. Te lo recomiendo. De momento me va muy bien.