Hace cinco años escribí algunas cosas que me gustaría hacer y no hice todas ellas. Ahora voy a visitar lugares que no conozco por puro placer.
En mis agendas apunto muchas cosas, algunas tienen que ver conmigo y otras son apuntes de cosas que me llaman la atención. Pueden venir de libros, entrevistas que leo en los periódicos o artículos de ciencia. Otras son reflexiones propias que tienen que ver con mi vida o reflexiones de otros que me pertenecen por un instante al escribirlas. Tengo decenas de agendas porque empecé hace casi veinte años. De las agendas salieron mis libros y mi vida.
No voy a dejar para el año que viene lo que pueda hacer este año. No tengo prisa pero no voy a hacer pausas. Veo a mi alrededor personas que ya no pueden hacer cosas porque no tienen salud. Yo tengo mala salud pero todavía la salud suficiente para continuar. Mi madre sigue siendo mi mejor ejemplo y es la persona más elegante por dentro que conozco. Estoy pensando en volver al cine con ella pronto. Será nuestra segunda película desde que necesita la silla de ruedas.
Me da la sensación de que necesito pocas cosas pero también sé que me gustaría tener cosas que no tengo. Puede que no las tenga nunca, y trataré de vivir la mejor vida posible sin ellas. Pienso que no es fácil con bipolaridad llegar a este punto. Sin embargo, sé que lo he conseguido. Hace dieciocho años perdí todo menos un hilo de vida.
«Necesitar cada día menos es un gran placer. No tengo ni idea de cómo sucede, pero sucede. Será el paso del tiempo o las consecuencias del paso del tiempo. Si hay algo que puedo hacer para necesitar cada día menos es ir soltando cosas. Este año lo he hecho en Esperanza Bipolar«