Reinventarme me resultó fácil. Tuve una intuición y la seguí. Aprendí a disfrutar de la vida cambiando de vida. Encontré la manera de sentirme útil y todo cambió a mejor para mí.
Primero sufrí mucho por no sentirme capaz y por exceso de responsabilidad. Cuando me sentí capaz, dejé lo que estaba haciendo porque ya no veía claro mi futuro como ingeniero. Comencé a leer y tenía ganas de aprender. Comencé a escribir con la motivación de compartir lo que había aprendido. Fundé Esperanza Bipolar y descubrí el placer de ayudar a otros. Disfrutar se había convertido en una sensación diaria, y siempre tenía ganas de hacer algo. Hace once años que no sufro una depresión por sentir un vacío que no sé cómo llenar.
«Si has sufrido varias depresiones es posible que necesites un cambio radical. Atreverse y perder el miedo es lo más importante, y lo más difícil a la vez. Pocas veces el futuro es como te lo imaginas. Empezar de nuevo tiene más ventajas que inconvenientes cuando lo viejo no sirve. Perder algo para poder ganar mucho suele compensar, aunque no aciertes ni al primer ni al segundo intento.»