No sé si el inconsciente juega malas pasadas o uno revienta cuando ha escuchado mucha porquería.
En las reuniones de grupo de Esperanza Bipolar he aprendido a no saltar con cada comentario que me duele, como si el psiquiatra de turno estuviera perjudicando mi salud y no la del paciente que habla con su voz. Lo he logrado para centrarme en lo que creo que puede ser útil para todos. Hace tiempo me di cuenta de que la forma en que tratan algunos psiquiatras a sus pacientes es de juzgado de guardia. Como yo no soy abogado ni juez, espero aprender a convivir con los psiquiatras. No quiero perder la salud.
La semana pasada tuve una conversación con una persona que quizás venga a colaborar a la asociación. Aunque se sorprendió no se inmutó con el cabreo que tuve hablando con ella al explicarle mi experiencia de los últimos ocho años. Muchos psiquiatras no se enteran y eso sencillamente me cabrea. También yo me sorprendí de mi propia reacción porque se produjo en un click.
Tendré que saltar sobre una pelota de goma como mi hijo Roberto para no acumular estrés. Si pudiera, lo intentaría. Bueno, no. No me atrevería :))