Siempre tuve en mente algo importante: me quería sentir bien. Con esta idea, cuando tuve problemas con los demás, traté de comprender los motivos que les llevaban a hacer lo que hacían o decir lo que decían. A tener muy en cuenta, si no quieres sufrir la inestabilidad con trastorno bipolar.
Con mi padre fue difícil. Tuve que digerir el daño de mucho tiempo. Aunque mi madre trataba de explicarme algunas cosas sobre él, yo era incapaz de comprender. Soy tan diferente a mi padre que tuve que romperme la cabeza para acabar comprendiéndole. Un día me di cuenta de algo. Pensé que yo, en el fondo, me estaba comportando como él se había comportado conmigo. Yo quería que él fuera como yo. Este detalle me abrió los ojos. De repente, mi gorila había muerto. Lo que tanta rabia me hizo acumular era justo lo que yo estaba haciendo con él. Le castigaba con mi indiferencia, y el que se estaba haciendo más daño era yo. Otro detalle muy importante.
Si quieres comprender a casi todo el mundo, dáte cuenta de que todos no somos iguales. Todos tenemos nuestros motivos para pensar como pensamos, y actuar como actuamos. Muchas veces, el problema está en que confundimos los motivos de los otros. Si encuentras un motivo equivocado para explicar lo que «te hacen», no puedes evitar el daño. Tendrás que bucear mucho para encontrar los motivos de los demás, no suelen estar en la superficie.