Para empezar de nuevo tuve que dejar de ser razonable. Hice muchas cosas que me pedía el cuerpo porque el cuerpo no me daba para más. Dejarme llevar sin pensar en si lo que hacía era razonable fue clave.
Ahora soy razonable a ratos. Si algo es demasiado importante para mí me fío de mí. Escucho siempre pero hago caso muy pocas veces. Sé lo que valoro y cuáles son mis prioridades. Pienso mucho en los demás, pero no hago siempre lo que ellos quieren. Antes era bastante más tonto. No me gusta que me insistan y no me importa que no me comprendan. Con comprenderme yo tengo bastante. Me ha costado mucho llegar a conocerme y comprenderme. Tengo motivos importantes para hacer siempre lo que hago y cómo lo hago. Pienso que cada uno tiene que ser libre de elegir y me preocupo por no condicionar la vida de los demás. Intento no equivocarme y hacerlo siempre lo mejor posible. La libertad es clave para poder tener una buena vida. No tengo salud para hacer todo lo que quisiera, pero sí la suficiente para no renunciar a lo que quiero y puedo hacer. Con trastorno bipolar es fundamental.
«Si no conoces tus verdaderas necesidades sentirás estrés. Si no puedes satisfacerlas pasa lo mismo. Me costó mucho tiempo reconocerlas. Cuando sigues en el mismo sitio no puedes aprender. Tuve que cambiar de entorno para descubrir mis necesidades. También tuve que hacerme daño para cuestionarme algunas. Ahora disfruto gracias a haber podido actuar con libertad»