Se termina Agosto y volveré a las reuniones de Esperanza Bipolar. Allí he aprendido muchas cosas sobre el trastorno bipolar que desconocía. Tengo una visión global sobre la enfermedad.
Me siento un privilegiado en muchos sentidos. En primer lugar por sentirme tan bien cuando tengo amigos que todavía sufren los síntomas. Con ellos me vuelco todo lo que puedo. Aunque no es mucho, intento estar cuando creo que me necesitan. En mi dedicación he pasado por distintas etapas. En la primera etapa iba sin frenos. Luego el estrés me frenó y tuve que dosificar mi tiempo. Ahora vuelvo con más tranquilidad que nunca. En mi familia las cosas parece que vuelven un poco a la calma. Me alegro de haber aprendido mucho sobre salud mental porque ya no cometo grandes errores. A veces, no hacer daño es más importante que regalar consejos. Yo intento hacer las dos cosas, pero sin olvidarme de la primera. Después de haber superado distintas formas de sufrimiento, he reflexionado mucho sobre cómo lo he hecho. Ya no siento que pueda volver a caer en una depresión ni en una psicosis. Tampoco en una manía. Estoy estable y mucho más: me siento muy bien. La estabilidad no es suficiente. La satisfacción y la motivación sí. Estoy satisfecho y motivado. Feliz y tranquilo.
«Descubrí que me gustaba ayudar probándolo. Que me gustaba descubrir pensando y leyendo. Ya no necesito descubrir nada importante sobre el trastorno bipolar. Ya hice ese trabajo y ahora es el momento de hacer más cosas con lo que he descubierto. No tengo miedo y mi intención es llegar a las personas como hasta ahora. Con Esperanza Bipolar y mis libros»