Una de las palabras clave a la hora de hablar del trastorno bipolar, según mi opinión, es la palabra cambio. Hasta el momento en que decidí afrontar cambios en mi vida, mi salud se mantuvo en un bienestar más relativo que real. Ahora sé lo que es el bienestar, la mima sensación que sentía antes de empezar a sufrir los síntomas del trastorno bipolar, y ahora llevo más de dos años instalado en ella.
Si resumiera todos los cambios que ha sufrido mi vida, y lo que he sufrido yo con ellos, esto parecería un cuento con final feliz. Aunque si me lo propusiera también podría parecer un drama. Describir uno de los más importantes y que ha contribuido a mejorar mi salud de forma radical quizás no serviría de mucho y se resumiría con la palabra «escritura».
De lo que estoy plenamente convencido es que todas las personas que estamos diagnosticadas con trastorno bipolar hemos sufrido emocionalmente mucho más que lo que nos hubiera correspondido de no haber sido así. Conozco personas que siguen sufriendo, otros que padecen y muchos que sobreviven al trastorno bipolar. Pero también conozco quienes viven su vida con bastante normalidad, algo que me parece un motivo de optimismo para todos. Los más afortunados, como yo, han sobrevivido al trastorno bipolar. Quizás fui capaz de sobrevivir al trastorno bipolar porque sobreviví también a la muerte, una experiencia sobre la que escribiré algún día.
La diferencia principal entre unos y otros, circunstancias personales al margen, se encuentra en la palabra cambio. Cuando el deterioro de la salud es o ha sido muy importante, la mejoría sólo puede venir afrontando cambios importantes o incluso radicales en tu vida. Cambios de mentalidad y de formas de pensar, cambios de estilo de vida, cambios de profesión, cambios de entorno, cambios de hábitos, cambios de compañía o ese cambio en el que llevas tanto tiempo pensando y nunca te has atrevido a afrontar. Sin cambios no hay cambio.
Una de las personas a las que dejé un borrador de mi primer libro antes de terminarlo me comentó que le pareció un canto al cambio. Con toda seguridad lo es. La vida me ha cambiado, entre otras muchas cosas, porque he cambiado mi vida. Me ha tratado de una forma muy cruel y, sin embargo, soy feliz. Aunque más de una vez haya llegado a pensar que ha sido «gracias a» y no «sin embargo». La cuestión es que en el momento en que uno decide cambiar su vida, su vida cambia. O, al menos, a mi me sucedió de esta manera. Me considero muy afortunado y sólo escribo por si pudieras encontrar algo de utilidad en mis palabras. Espero no ser demasiado idealista. 🙂
Hay 14 comentarios en este articulo
No eres demasiado idealista Alberto.
Nuestra enfermedad nos ha cambiado la vida y es muy posible que cambiando nuestro estilo de vida nos ayude a estar más estables. Pienso en cualquier caso que el cambio debemos de hacerlo sobretodo en nuestra mente. No vale o no es sufiente a mi entender cambiar de profesión o de población.
Yo cambié, la vida me lo permitio -y en ese sentido me considero afortunado-, a un estilo de vida donde el estrés se ha reducido mucho y me casé de nuevo -y en este sentido también me siento afortunado- con una persona que me comprende y me ayuda, que está de mi parte.
Necesito más cambios y me lo planteo día a día, aunque aún no he encontrado una respuesta positiva en este sentido.
Un cambio que sí sé que debo hacer es que me he hecho demasiado dependiente de mi pareja y no hago muchas cosas que debería por esta causa. Nuestra enfermedad y la dependencia suelen estar de la mano, creo, y en según que casos no es bueno.
¿Realmente cambio cuando cambio lo externo?. Cambio mi situación o localización en el mundo, el modo en el que éste me afecta, lo cual no quiere decir que de repetirse las circuntancias que otrora me desbordaron no fueran a hacerlo nuevamente. Pienso en estresores, bien sean a causa de un trabajo agobiante, unas relaciones tóxicas o unos hábitos muy poco recomendables. Sobre estos concuerdo totalmente, se pueden y deben cambiar. Pero mi reflexión se apoya en esos otros cambios más difíciles, más genuinos y que tienen mucho que ver con el crecimiento personal o madurez en la persona. Porque lo que me preocupa de la cuestión es que aún habiendo cambiado muchas circunstancias externas, bien queriendo y a posta o bien porque la fortuna me ha sonreído, arrastro errores que se repiten en el tiempo o se dan otros reveses nuevos y distintos difíciles de encajar.
Cuando menos encuentro consolador que Hebbel, un existencialista, acuñara una frase en su día que decía así: "La vida es un eterno transformarse, creerse ya hecho equivale a matarse".
Saludables cambios para tod@s
Gracias por tu ánimo, Fernando. Yo también soy de la opinión de que la dependencia no es buena, es más, creo que es limitante. Mi mujer también me ayuda, me comprende y está de mi parte. Ya tenemos, como mínimo, dos cosas en común. En realidad, estoy seguro de que muchas más :)
Alberto, siempre que publicas dejas tantas cuestiones abiertas que me sirven de fuente para seguir escribiendo. Y eso me encanta :). En cuanto a la frase de Hebbel, me parece demasiado existencialista por llamarlo de alguna manera. Creerse hecho para mi no es matarse, es un error como otro cualquiera. Pero no tiene porqué ser de los graves. Es muy grave cuando en realidad tu situación es radicalmente la contraria. Incluso los cambios más difíciles y más genuinos son posibles, yo he tenido que cambiar mucho en muchísimos aspectos. Aquí tienes una frase propia, no sé si existencialista: "Estar deshecho es estar muerto". Figuradamente, yo lo estuve, ¿tú no? :)
Concuerdo con "A"lberto: Incluso los peores habitos pueden cambiarse, y la mayoría de nuestras desgracias se relacionan con hábitos poco saludables. Hasta los surcos cerebrales producidos por los hàbitos destructivos más prolongados en el tiempo pueden "regenerarse". Así lo ha demostrado una reciente investigación científica. A veces la tristeza o la desesperanza es un hábito. Hay que cambiarlo.
Me parece importante cambiar en lo interno, pero eso no puede convertirse en una batalla moral ridícula contra uno mismo. Obstinarse en que uno debe aprender a soportarlo todo cuando con un sencillo cambio externo podría solucionarse el problema -pese a que sea una soluciòn menos elegante-, es una salida disparatada y poco práctica, sobretodo porque a fin de cuentas con un cambio externo prolongado en el tiempo podría uno adquirir hábitos que provoquen un cambio interno. Asumo que lo importante es buscar ese cambio interno, porque si algo nos obliga a regresar a la situaciòn inicial, la recaìda será inevitable.
Así es, el cerebro está en continuo cambio. Este hecho se conoce como plasticidad cerebral y me parece un motivo más para la esperanza. Y también coincido contigo en que hay muchos hábitos que parecen no serlo y se hacen crónicos. Podemos y debemos cambiarlos. Si firmas la próxima vez con tu nombre, en mayúscula o minúscula, te podré distinguir en futuros comentarios :)
Me ha hecho sonreir el adjetivo "elegante". Cuando está en riesgo tu salud, la elegancia no merece la pena ser tenida en cuenta. Pensar que nuestro entorno no nos cambia también por dentro es contrario a la ciencia. Si te interesa saber más, busca "epigenética" en Google :)
Bueno, desde que me diagnosticaron TAB mi vida cambió radicalmente. Desde aquel 18 de abril del 2001 empecé a depender de los fármacos con tan sólo 22 años. Mi vida en estos 11 años ha cambiado mucho, he logrado proezas, pero también me he equivocado como cualquier persona. Mis grandes proezas han sido superar unas oposiciones a la funció pública por el turno ordinario, ya que podía haber optado por el turno especial, y no siendo nunca interina quedar entre los diez primeros puestos de todos los libres de comunidad autónoma. Pero para mi eso no es un mérito, porque demuestra que hace 6 años no me aceptaba y por eso tomé aquella decisión. En verdad estoy aprendiendo a aceptarme desde hace unos meses hasta ahora. En navidades me cuestionaba llorando quien querría pasar el resto de su vida conmigo. Ahora ya no me lo cuestiono porque primero tengo que aceptarme a mi misma para que me acepten los demás.
Otra proeza ha sido el irme a vivir sola. Los primeros meses fue un suplicio. Abandoné, por cuestiones personales relacionadas con la enfermedad, pues sufrí acoso en mi trabajo, pedir el destino en otro pueblo e irme a vivir a otro sitio diferente. Ya lo sé, como otras veces huí del problema y no lo afronté. Las cosas no se pueden ocultar. Viví una falsa realidad durante tan sólo tres meses. Pues ahora también lo saben pero, a diferencia de antes, el trato que recibo es muy cordial. Me quieren y me aprecian muchísimo. Valoran mi trabajo y me siento feliz.
La última de las proezas en la que me he embarcado ha sido el reto de ser madre soltera. He consultado a mi médico y he dejado de tomar el ácido valproico pues en breves días sabré si estoy embarazada.
Hablando de miedos....no los tengo. Me encuentro capaz de hacerlo yo sóla. Creo que todo lo que ha dependido de mí en esta vida lo he conseguido. Lo que está claro que lo que no depende de mí como poder encontrar a una persona que se enamore de mí, eso quizás es más complicado.
Lo importante es que mi sueño de ser madre podré verlo realizado.
Buenas noches.
Perdona por no haberte contestado antes, a veces, se me escapa algún comentario sin responder.
Me alegro mucho de todos tus avances, tu vida es y ha sido una vida de esfuerzo. Todo esfuerzo suele verse recompensado de una u otra manera. Y lo que no depende de uno, o lo parezca, tarde o temprano también suele llegar. Eres una mujer valiente, y serás una gran madre :)
Los cambios son algo complicados de adaptarse, aceptarlos y dejar atrás el pasado, pero de vez en cambio son buenos para el avance de tu vida para subir un escalón mas, para aprender mas.
Mi opinión es que los cambios son más complicados de lo que parecen ser, y uno de los motivos principales es que estamos educados para no afrontar cambios. Una verdadera lástima :)
Hola, me gusta mucho este blog. Yo tambien me trato con litio desde hace años por haber pasado por el TB. Hablando de cambios, yo tenia mi terapeuta y mi vida en Madrid, y lo tenia aparentemento todo bajo control. Hace tres años que me mude al extranjero y he notado mucho el cambio, sobre todo porque cuesta volver al tratamiento en un entorno nuevo. La verdad esque creo que este cambio tan radical me esta enseñando cosas nuevas sobre mi mismo, y a tomarme mi tratamiento un poco mas en serio.
Me encuentro en un momento tan raro que no sabria ni como explicar, se que necesito volver a la terapia, pero al mismo tiempo me siento incapaz de ponerme a buscar trabajo en esta situacion, es como si mi brujula interior estuviese buscando el norte. Bueno solo queria presentarme y darle la enhorabuena al autor del blog por todo lo que has conseguido. Por cierto me llamo Fran. Un saludo.
Francisco, yo no me trato con litio desde hace mucho tiempo, pero creo que el tratamiento es muy importante en casi todos los casos. Si crees que necesitas volver a terapia, no lo dudes ni un momento. Es una de las muchas maneras de orientar la brújula, si encuentras un buen o buena terapeuta.