El tema de la importancia y su relación con el trastorno bipolar me interesa especialmente porque, en mi caso particular, muchos de los síntomas que sufrí guardaban una relación muy estrecha con una importancia desproporcionada. Me cuesta imaginar que una persona despreocupada al extremo pueda sufrir lo que se conoce como manía. La preocupación, en muchas ocasiones, va unida al exceso de importancia. Con la euforia puede ocurrir exactamente lo mismo.
Si, por ejemplo, piensas que la eduación de tus hijos es excesivamente importante la inquietud no te permitirá educarles desde la serenidad. Si otorgas a tu trabajo un exceso de importancia, sufrirás de un nivel de estrés considerable y realizarás tus tareas con mayor dificultad que si reduces el nivel de importancia de tus responsabilidades. Si crees que tu relación de pareja es demasiado importante, puedes caer en vicios tan extendidos como la incomprensión, la intolerancia o la agresividad.
Reconozco que pueda resultar difícil de comprender, pero librarse de la importancia es quitarse un peso de encima. Vivimos en una sociedad que rinde culto a la importancia; parece que aquello que no es importante no merece la pena. Los premios y el reconocimiento rinden culto a la importancia y no tanto al valor. Los poderes de los medios de comunicación difunden importancia para tragarnos sus mensajes de la misma forma que la publicidad nos muestra importancia para crearnos una supuesta necesidad.
La importancia es una de las fuerzas que contribuyen a la inestabilidad emocional porque refuerzan la intranquilidad, la ansiedad y la opresión. Ofenderse o enojarse tiene mucho que ver con la importancia, si te libras de ella te librarás de la mayoría de los problemas que se pueden sufrir en las relaciones sociales.
Tengo la intuición de que si me hubiera librado de ella hace tiempo, no hubiera conocido la euforia. La importancia en el ámbito profesional fundió mi salud. Evidentemente consideraba demasiado importante lo que hacía, sometiéndome a un nivel de estrés todavía mayor. El otro día pude comprobar con una llamada telefónica una de mis todavía debilidades. Sentir que el trabajo que desempeño desinteresadamente para un buen amigo era demasiado importante me creó cierta incomodidad al tratar de convencerle de mis planteamientos. Me trajo desagradables recuerdos que creía tener olvidados hasta que solté la importancia. Aparentemenente tan sencillo, pero tan difícil en la práctica.
Y para terminar, un tópico que no debemos olvidar quienes hemos sufrido o somos más vulnerables. Si únicamente das importancia a tu salud, tu salud mejorará notablemente. Dar importancia a tu salud significa priorizar tu salud ante todas las cosas. Si tu cuerpo se queja, escúchale y házle caso. A veces, es mucho más sencillo de lo que parece. No es necesario estar diagnosticado con trastorno bipolar para seguir este consejo tan simple. ¿Cómo lo ves? 🙂
Hay 14 comentarios en este articulo
Tu artículo me produce confusión Alberto. Quizás sea por no entenderlo bien.
Es cierto que darle excesiva importancia a las cosas nos puede llevar al estrés y este a ser intolerantes y demás errores. Pero ¿qué sería no darle importancia a las cosas y los hechos?
Creo entender el trasfondo de tu artículo pero me resulta dificil.
Yo pondría la frase de "darle importancia a las cosas y los hechos en su justa medida y desde la serenidad". Y poniendo esta frase entreveo que estamos diciendo lo mismo.
No obstante y, despues de haber hecho el comentario anterior, tu artículo me gusta.
Pienso que cuando nos sentimos desbordados por la importancia que damos a algo es bueno relativizar nuestros miedos y la importancia que se les da al mismo.
Muchas veces nos ahogamos en un baso de agua y si lo piensas bien no es para tanto.
El quitar hierro a las cosas, hace que sea para nosotros más fácil abordar las dificultades desde un punto de vista racional y emocionalmente equilibrado.
A propósito... yo también he votado a tu magnífico blog.
Fernando, la idea puede resultar confusa porque es difícil olvidarse de la importancia. Otorgarle importancia a las cosas en su justa medida y desde la serenidad, como tú bien dices, podría ser el resumen del post. Hay quien llega al extremo de forzarse a no considerar nada importante porque cree que realmente no es necesario. Uno puede hacer bien su trabajo, educar bien a sus hijos o alcanzar metas sin necesidad de considerar "tan importantes" ni el trabajo, ni la educación, ni las metas. Esa es la idea que quería dejar aquí, porque creo que las personas diagnosticadas con trastorno bipolar que damos demasiada importancia a determinadas cosas, nos estamos perjudicando enormemente.
3j, abordar las dificultades desde un punto de vista racional y emocionalmente equilibrado. Me encanta, y nada fácil por cierto.
Si seguís dejando comentarios, enriqueceréis el blog. El propósito de este espacio no es otro. :)
A que no sabes qué me ha pasado?. Estaba escribiendo el comentario y la verdad, me estaba gustando y ocurre que suelo consultar definiciones, sinónimos y antónimos abriendo distintas pestañas. Y he debido animarme demasiado y en una de estas he cerrado la pestaña del blog y lo escrito se ha ido al espacio virtual de la nada, vamos que todo el trabajo se ha ido a hacer gárgaras cuando ya estaba a punto de darle el último toque.
Lo curioso es que me ha provocado un poco de risa. ¿Era relevante lo que decía?. Lo resumiré:
Uno: Me gusta darme autoimportancia frente a los demás, más aún si lo que hago no se me reconoce públicamente.
Dos: Es mi constructo social el que lo necesita. La imagen de lo que creo y pienso de mi mismo.
Tres: Si mis habilidades no son notables para obtener reconocimiento social, son mis problemas de salud o relación los que cobran relevancia, sólo para concluir frente al prójimo o para sentir íntimamente "que lo mío sí que es importante y no lo suyo".
Cuatro: Que es mi ego, ese constructo mental, el único problema importante y que restarle importancia es tan simple para mi intelecto que me resulta del todo imposible, ya que es el problema más importante que tengo y si me quitara de ese problema ¿con qué me quedaría?.
Y ya que no hay cuatro sin cinco, terminaré con una cita de Lovecraft: ¿Por qué he consumirme en ataduras microcósmicas que irritan la mente y reprimen el espíritu, cuando a través de las nubes fulgura atrayente el más allá, cuyos relucientes panoramas se mofan de la pequeñez del hombre?.
Un último apunte: Como dice Alberto, la salud es el gran desafío en la vida. La salud entendida en su sentido más extenso. Dar al cuerpo lo que pide y a la mente lo que le conviene. Eliminar tóxicos, emociones insanas, pensamientos no queridos. Amarse por encima de todos y de todas las cosas. Admitiendo siempre crisis de salud como un algo reequilibrador. La enfermedad entendida como oportunidad o como un cruce de caminos donde uno puede continuar la misma trayectoría o cambiar de rumbo por ver a dónde le conduce o por parecer más conveniente.
Saludos y que la fuerza te acompañe
"Cuando Alejandro Magno venía hacia la India, se encontró con un hombre curioso, Diógenes. Era una manaña de invierno, soplaba una brisa fresca y Diógenes estaba a la orilla del río, tomando el sol, desnudo. Era un hombre muy hermoso. Cuando hay una alma hermosa, surge una belleza que no es de este mundo.
No tenía nada, ni siquiera un cuenco de mendigar: Un día que iba con su cuenco para beber agua vio que un perro entraba corriendo en el río. El perro entró en el río y bebió; Diógenes se rió y dijo: Este perro me ha enseñado una lección. Si él puede vivir sin cuenco de mendigar, ¿por qué yo no?. Arrojó lejos el cuenco, saltó al río como el perro y bebió. Desde entonces vivía sin nada.
Alejandro nunca había visto a un hombre tan grácil, una belleza tan total, algo que venía de lo desconocido... Se quedó anonadado y dijo: "Señor..." El no había dicho "señor" a nadie en toda su vida. Dijo:
- Señor, estoy inmensamente impresionado por su ser y me gustaría hacer algo por usted. ¿Hay algo que pueda hacer por usted?.
- Simplemente ponte a un lado, porque me estás quitando el sol -dijo Diógenes-; eso es todo. No necesito nada más.
- Si tengo otra oportunidad de volver a la Tierra, replicó Alejandro, pediré a Dios que en lugar de volver a hacerme como Alejandro, me haga como Diógenes.
Diógenes se rió y dijo:
-¿Quién te impide ser como yo ahora mismo?. Puedes convertirte en un Diógenes. ¿Adónde vas?. He visto pasar ejércitos durante meses, ¿dónde vas?. ¿Y para qué?.
-Voy a la India para conquistar todo el mundo - dijo Álejandro.
- ¿Y qué harás después? - preguntó Diógenes.
- Después descansaré - respondió Alejandro.
Diógenes se rió y dijo:
- Estás loco; yo ya estoy descansando ahora mismo, y no he conquistado el mundo. No veo la necesidad.
¿Quién te ha dicho que tienes que conquistar el mundo para poder descansar?. Y yo te digo: si no descansas ahora, no lo harás nunca. Siempre te quedará algo que conquistar..., y el tiempo pasa. Morirás en medio de tu viaje.
Y Alejandro murió en el medio de su viaje. Cuando estaba regresando a la India, murió en el camino. Y aquel día recordó a Diógenes. Sólo tenía a Diógenes en la mente; él no había podido descansar en toda su vida, y aquel hombre descansó."
Alberto. Gracias por recomendar el libro "Reinventarse" (100% útil) del Dr. Mario Alonso Puig. Me lo he leído y he visitado su página web llena de interesantísimos vídeos. Aquí dejo una de sus reflexiones... "Lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo muestra"
Cuando era más joven me gustaba hacer cicloturismo y se lo agradecido que es ir a rueda (detrás de otro compañero que va primero rompiendo el viento por ti). Así te veo. Gracias y ánimo una vez mas.
Theo, a mi también me ha hecho sonreir cuando he leido que perdiste tu primer comentario. A todos nos ha pasado alguna vez, pero el segundo intento puede que haya sido mejor incluso qu el primero ;)
La autoimportancia también es "importante" (aunque es mejor que pienses que nada es tan importante :)) , y hablaré algún día de lo que pienso respecto a esta cuestión que tiene mucho que ver con el ego. Particularmente, también me parece perjudicial porque tiene que ver con el exceso de importancia para dentro o para fuera, que para mi es un rasgo común de quienes estamos diagnosticados con trastorno bipolar y muy recomendable el tratar de evitarla en la medida de lo posible.
Xela, conocía la versión contemporánea de la historia de Alejandro Magno, que seguramente también has leído por ahí, sobre un pastor y sus ovejas. Para Alejandro era importante "conquistar", así que es un muy buen ejemplo para este post.
3j, me gustó mucho el libro porque para dejar atrás el trastorno bipolar tuve que reinventarme. También es muy saludable retomar aquello que abandonaste algún día no se sabe bien porqué. ¿Qué te parece el cicloturismo? :)
La verdad es que tras pensarlo un poco y preguntar… yo colgué la bicicleta cuando conocía a la que ahora es mi mujer. Mi primer viaje en bici fue desde Quintanar de la Sierra a Santiago de Compostela cuando Juan Pablo II vino a España en 1988. Yo tenía 17 años, e hicimos el viaje un amigo mío del colegio, su tío que tenía 40 años entonces y yo. Nos pasó de todo, pero llegamos sanos y salvos.
Después, siempre en solitario, realicé maravillosos viajes como aquél en el que di la vuelta a Irlanda siguiendo la costa. Yo me iba alojando en Albergues, Bed and Breakfast (te daban cama y desayuno) y también pude disfrutar de la hospitalidad irlandesa ya que me alojaron en 3 casas. Cada 3 ó 4 días mandaba una postal a la academia donde había estudiado inglés. En la cafetería pusieron un mapa de la isla en donde señalaban mi recorrido y pegaban mis esperadas postales. Un sábado en el Norte de Irlanda (Ulster) se me quedó atascada la tarjeta de crédito en un cajero automático y el lunes era fiesta. No me faltó el apoyo del dueño del albergue donde me encontraba. El martes cuando recuperé la tarjeta volví al albergue para saldar cuentas. De regreso a Dublín y con los ecos de un alto al fuego del IRA tuvimos una memorable fiesta.
En 2 ocasiones he hecho Bilbao – Sevilla. La primera vez fue por Logroño, Zaragoza, Valencia… y la segunda por el interior. Solía hacer una media diaria de 100Km – 125Km La etapa más larga que he hecho ha sido ir de Soria a Madrid en un mismo día. (Alrededor de 230Km por carreteras secundarias)
Ahora, con mis recién cumplidos 40 años me estoy poniendo en forma y espero retomar las salidas en bici como antaño. En los momentos de sufrimiento como podía ser en la subida de un puerto me decía a mí mismo: “Todo va bien mientras la rueda de delante se mueva”. Después, con el tiempo se me ocurrió otro lema aún mejor…“Todo lo que me ocurra desde la primera pedalada pertenece al viaje, y por lo tanto ha de ser disfrutado al máximo de él”. Ningún pinchazo me iba a amargar el día.
3j, después de tantos kilómetros en tus piernas no te costará mucho volver a la bicicleta :)
¿Rasgo común el exceso de importancia?...¿y el perfeccionismo?... Me parece muy sugestiva esa conclusión, pero no logro desprenderme de la idea de que la enfermedad mental en algunos casos puede servir como excusa: "Es que yo soy así porque soy bipolar", y no por ejemplo por mi pereza, mi falta de espíritu, los malos hábitos que alimenté por años...
¿Cómo hace uno para saber cuáles rasgos son manifestación de debilidad de carácter, y cuáles son fruto del trastorno bipolar?
... Por otro lado, me sensibilicé (más) con su última apreciación. He abandonado decenas de actividades, oportunidades, amistades, grupos, etc en la vida... Pero no logro determinar si es por trastorno bipolar o nada más por miedo, pereza, inconstancia e inconformismo.
El perfecionismo también puede ser un rasgo común entre algunos de nosotros, y tiene que ver mucho con la importancia. A veces, podemos llegar a confundir, como tú bien dices, debilidades propias con el diagnóstico de trastorno bipolar, pero si piensas un poco podrás distinguir perfectamente si tus limitaciones son debidas al trastorno bipolar o a tus dificultades como persona. Al principio no es fácil, con el tiempo y haciendo frente a tus dificultades, te darás cuenta de que cada vez son menos :)
Pienso que cuando nos sentimos desbordados por la importancia que damos a algo es bueno relativizar nuestros miedos y la importancia que se les da al mismo.
Muchas veces nos ahogamos en un baso de agua y si lo piensas bien no es para tanto.
El quitar hierro a las cosas, hace que sea para nosotros más fácil abordar las dificultades desde un punto de vista racional y emocionalmente equilibrado.
Yo propongo relativizar todo un poco, aquello que más importante nos parezca, más debemos relativizarlo. Pensándolo un poco, hay muy pocas cosas importantes, entre ellas, la salud :)