Cuando sufría los síntomas del trastorno bipolar, llevaba una vida aparentemente razonable. La realidad es que sufría más de lo que aparentaba, aunque lógicamente no siempre el malestar era visible. Se traducía en una inquietud derivada de muchas dificultades a la hora de desempeñar mi profesión que no me permitían sentirme satisfecho con mi trabajo.
Cuando finalmente alcancé algún logro, la sensación de que acababa de abrir un regalo que llevaba mucho tiempo tratando de desenvolver fue la misma que si hubiera abierto una caja vacía. Con el agravante de darme cuenta de que necesitaba estar ocupado el cien por cien de mi tiempo para sentir la sensación de flujo; la sensación en que las horas vuelan cuando uno está concentrado en una tarea que desempeña con habilidad y soltura. También llegué a pensar en la palabra «anestesia», en una clara referencia a la anestesia emocional que suponía dedicar meses a un proyecto que me había permitido dejar de sufrir emocionalmente al sentirme volcado en una actividad sin pausa.
Hasta aquí, todo relativamente razonable. Sin embargo, el deterioro de mi salud se alejaba cada vez más de lo razonable. Crisis e ingresos en hospitales psiquiátricos jalonaron más de tres años de depresiones y alguna que otra euforia. Ahora que mi vida es sensiblemente diferente a la de los demás, en cuanto a rutina y ocupación, mis salud es como la de los demás. Evidentemente, esto me lleva a pensar que tenemos que tener en cuenta las diferencias que nos afectan a los bipolares y trataré de describir en nuevas publicaciones. Nuestra salud está en juego y aunque mi vida, a muchas personas les puede resultar indisciplinada o desordenada, nunca he tenido una vida tan ordenada como la de ahora.
Antes tenía muchas razones para llevar la vida que llevaba, todas ellas muy razonables. Una rutina en la que no encajaba, haber dedicado toda mi vida a formarme para una profesión que nunca conseguí disfrutar, amigos que hacían lo que yo hacía sin despeinarse y otras muchas que podría enumerar. Bien es verdad, que ser ingeniero por vocación paterna quizás marcara muchas de mis debilidades en una profesión que abandoné por falta de motivación y otras carencias que fui incapaz de resolver.
Decía Roberto Assagioli que la necesidad siempre es razón. Mi necesidad era abandonar mi profesión y fue la decisión más razonable de mi vida. Cuando uno no escucha a las emociones, el sufrimiento suele ser cada vez mayor.
Y si quieres contarme qué tal has empezado el 2012, aquí me tienes 🙂
Hay 7 comentarios en este articulo
Lo razonable siempre parece ser lo que hace la mayoría. Pensar como la mayoría, apostar por lo que apuesta la mayoría, entusiasmarte por lo que se entusiasma la mayoría, etc. En suma, seguir y ser parte del rebaño. Ay del pobre que se aparte de él!. En la medida que uno deja de coincidir con lo que el rebaño espera de él, en la misma medida será apartado y visto como una rareza.
Parece ser lo más sencillo en esta vida o un impositivo genético,tal vez, este gregarismo. Pero que nadie se engañe. Se precisan de individuos que lejos del rebaño exploren nuevos territorios o nuevos pastos, podríamos decir. Y estos individuos,si pretenden realizar tal labor, habrán de dejar de lado o desechar de un plumazo la idea de una "vida razonable" y aventurarse a sólas en lo auténtico o cuando menos en lo vocacional.
Detectar qué motor ruge en uno mismo y alimentarlo eso sí que es auténtico y verdadero, lo demás, todo lo más, tan sólo puede llegar a ser razonable.
Saludos
La vida es corta. A veces tendemos al catastrofismo que nubla la autentica realidad que se oculta ante nosotros. Tenemos muchas barreras, que socialmente estan plenamente aceptadas que no nos permite ver el bosque en el que nos hallamos. Parar, reflexionar, hacer autocrítica, tomar decisiones y ser coherentes con las mismas serán armas que nos ayuden en el día a día.
Theo, me parece que tienes mucha razón. Detectar qué motor ruge en uno mismo y alimentarlo eso sí que es auténtico y verdadero, lo demás, todo lo más, tan sólo puede llegar a ser razonable. Bonitas palabras.
Y 3j, tender al catastrofismo cuando una persona ha sufrido mucho es comprensible pero nada aconsejable. Tomar decisiones para no quedarse estancado es tan necesario como respirar, especialmente si el presente es un presente de sufrimiento y sin aparente salida. No hay nada que haga sufrir más que una situación de vida sin alternativas aparentes, y creo que hay que salir a buscarlas.
Que verdad en lo que dices en cuanto a que uno se debe guiar por lo que dicen nuestros sentimientos. Pero los bipolares somos muy sentimentales y somos de dar mucho amor y por ahi sufrimos cuando esperamos del otro lado lo mismo y no siempre nos dan lo mismo. A veces necesitamos que del otro lado nos digan aunque sea un " Te amo " y por ahi no lo escuchamos o lo dice otra persona y no nos llega...porquè serà?. Serà porque nos obsesionamos con amores imposibles o porque nuestro corazòn necesita de ese sufrimiento para latir..Saludos.
Claudia, creo que muchas personas diagnosticadas con trastorno bipolar, como yo, hemos dejado de lado nuestras emociones y tratado de mantenerlas a raya con un discurso que no funciona. También ha conocido muchas personas que han dado mucho y han recibido poco de su entorno, como tú bien dices. No creo que todos nos obsesionemos con amores imposibles, pero el idealismo es un rasgo que nos caracteriza a muchos. No hay mayor forma de idealismo que pensar que un amor imposible nos corresponde, no te parece? Escucha siempre a tu corazón... :)
La vida es corta. A veces tendemos al catastrofismo que nubla la autentica realidad que se oculta ante nosotros. Tenemos muchas barreras, que socialmente estan plenamente aceptadas que no nos permite ver el bosque en el que nos hallamos. Parar, reflexionar, hacer autocrítica, tomar decisiones y ser coherentes con las mismas serán armas que nos ayuden en el día a día.
La vida no es fácil. No todo es fruto del catastrofismo, hay catástrofes tan reales como un tsunami. Cuando la salud se quiebra, tu realidad -la única que existe- ha sufrido los efectos devastadores de una catástrofe, aunque parezca virtual es real :)