A todos nos gusta alcanzar logros. Muchos viven cautivos de los logros. Ni hace falta alcanzar grandes logros para sentirse bien, ni es necesario lograr todo aquello que uno se propone para no frustrarse. Conozco muy bien todas las sensaciones asociadas a los logros porque experimenté todas ellas, incluida la depresión como cara amarga del no-logro.
Hace más de diez años que no dependo de mis propios logros. En realidad, no me parece tan importante la dimensión de un logro. Una persona puede frustrarse con el mismo logro con el que otra estaría más que satisfecho. Soy consciente de que he logrado en los últimos años muchas de las cosas que antes eran inaccesibles para mi. Uno de los principales motivos por el que he podido hacerlo, es porque me siento bien. En apariencia, así de sencillo. Entre otras ilusiones conquistadas he logrado algo que siempre ambicioné: ser feliz. Ser feliz con dolor crónico es todo un reto. A diario me enfrento a él.
Aunque siempre se puede dar la vuelta a la tortilla, sé que sin logros mi vida no sería tan satisfactoria como es. Pequeños o grandes, lo importante realmente es que tus logros sean importantes para ti. En mi profesión, lo que motivaba a muchos a mi alrededor, a mí me sabía a harina cruda. Lo que me motiva ahora y me hace muy feliz, a muchos les sabría a rayos. Buscar lo que es dulce para ti siempre es importante. Encontrarlo resulta una amable obligación si no quieres caer en la apatía. Hagas lo que hagas, ten cuidado con lo que eliges. Muchos acaban bebiendo todos los días Coca-Cola. Aunque no sea sano ni recomendable.
Dedicado a Roberto. Un buen amigo que colecciona futuros logros en cajas de cartón :))