Hace diez años creé Esperanza Bipolar. La he visto crecer y sigue creciendo. Me encanta ver cómo lo hace y cómo mejora la vida de muchos. Nunca pensé que iba a vivir lo que estoy viviendo.
Todo ha ido poco a poco y me he dedicado a cuidar la manera que me parece más beneficiosa para todos. Más de cincuenta personas nos hemos reunido en Bilbao, y más de dos mil en las redes sociales. Ahora colaboramos cuatro personas en la asociación que reúne a personas diagnosticadas con trastorno bipolar: Aitor, Susana, Felipe y yo. Todos los días he dedicado unas horas a Esperanza Bipolar. El resto del tiempo lo he dedicado a mi familia, mis amigos y mis libros. Disfruto y me apasiona lo que hago, y los demás me mueven a continuar. Colecciono las «gracias» que recibo como regalos. Cuando se acerque mi final haré un cuadro gigante con ellas. Pronto se habrán vendido mil copias de mis libros y este año Sergio y yo pondremos nombre a nuestra ilusión.
«Si has encontrado lo que te da la vida, dedícate sólo a ello. Sabiendo mantener la calma con los demás podrás ser muy feliz. No es nada fácil lograr las dos condiciones a la vez. Yo encontré mi diamante con cuarenta años y aprendí la serenidad con cincuenta. Me ha costado mucho esfuerzo llegar hasta aquí y el premio ha sido grande. Estar con las personas que quiero y me quieren es la tercera pata. No hacen falta más para una mesa estable»