Dicen por ahí que es importante distinguir lo que está dentro de tu control y lo que no. Mi opinión es simple. Lo que está dentro de tu control es lo que sólo depende de ti. Pocas cosas, vamos.
Excepto en el trabajo, nunca fui la clase de persona que necesitaba tener todo controlado para sentirse bien. Al contrario, estaba en el otro extremo. Nunca me ponía en lo peor. Con el tiempo y las experiencias aprendí que estar abierto a lo peor también es beneficioso. Si no te bloquea el miedo para actuar, cosa que no siempre es fácil. En el trabajo, para sentirme seguro necesitaba «saber hacer todo» o resolver «cualquier problema». Mi inseguridad y mi estrés crecía con esa necesidad.
En lo práctico, conviene llevar una vida en la que la mayoría de las cosas dependan de ti. El tiempo que dedicas a cada cosa, por ejemplo. En realidad es lo que mejor te puede hacer sentir junto con las personas con las que compartes tu tiempo. Mi vida puede parecer muy desequilibrada vista desde fuera pero me hace sentir bien. Dedico mucho tiempo a algunas cosas y poco tiempo a otras, pero todas son igual de importantes.
Si tienes control sobre gran parte de tu tiempo, será más fácil que te sientas bien. En esta sociedad no resulta siempre posible. Si no tienes todo el control sobre tu tiempo, lo más importante es que lleves con ligereza lo que haces. Si se te hace bola, por ahí no es.
«En cualquier circunstancia pueden surgir imprevistos. Estar tranquilo con las decisiones que tomas es muy importante. Respetar las decisiones de los demás también. Ante la duda también hay que actuar. Si no actúas el estrés crece muy rápido y puedes perder el control»